Profecía autocumplida
El emprendedor había acertado el ciclo recesivo con tal precisión que las ventas bajaron en idéntica proporción con la desinversión que había dispuesto (EFE) (Juan Ignacio Roncoroni/)Narra un cuento que un muchacho extremadamente pobre encontró una salida laboral viajando, haciendo dedo, desde el pueblo en el que vivía hacia el mercado de frutas, verduras y hortalizas de una zona rural cercana. Comenzó llevando de fiado un cajón de tomates que vendía por kilo a los vecinos.
En verdad, era muy bueno eligiendo tomates y al poco tiempo, la calidad de sus productos cobraron fama y todos querían comerlos. De aquel primer cajón fiado llegó a comprar dos. Luego amplió la oferta, incorporando cebollas, papas, y algunas frutas.
Con esfuerzo y dedicación pudo comprar su primera camioneta y así, luego, extendió sus puntos de venta, pasando de la venta ambulante a un primer y humilde local. Años después consiguió formar una empresa con varios locales propios y un centro de distribución.
Junto con ..