Sergio Massa saluda a Kristalina Georgieva en su reunión con el FMI
Sergio Massa y Kristalina Georgieva, el miércoles en el Washington

El Fondo Monetario Internacional espera que el Gobierno acumule hasta fin de año unos USD 8.000 millones de reservas en el Banco Central tras haber activado la devaluación del tipo de cambio oficial el día después de las PASO, y alertó que la inflación tendrá un piso de 120% para fin de año, aunque podría ser mayor si el traslado a precios del salto cambiario tuviese un impacto grande. Para este mes, por lo pronto, el organismo estima que el IPC alcanzará los dos dígitos mensuales.

El informe que publicó este viernes el staff técnico que encabezó las negociaciones con el Ministerio de Economía plantea que la corrección cambiaria debería redundar, entre agosto y fin de año “aumentará las reservas internacionales netas en alrededor de 8.000 millones de dólares”. Eso implicaría, de todas formas, unos USD 7.000 millones por debajo de lo que preveían el programa con el Fondo Monetario hasta la última revisión.

“Más allá de este año, si bien el alivio de las condiciones de sequía debería respaldar el crecimiento, se espera que la recuperación de la tendencia sea gradual, dados los obstáculos generados por las políticas necesarias para abordar los desequilibrios macroeconómicos persistentes”, mencionó el staff.

En términos de inflación, la devaluación también podría impactar de manera tal que la proyección del FMI quede desactualizada. “Se espera que la inflación alcance el 120 por ciento interanual para fines de 2023, aunque esto dependerá en gran medida de la evolución del pass through del tipo de cambio a los precios y la implementación de políticas”, apuntó el FMI.

El impacto de la sequía, la inflación más alta de lo esperado al inicio del año y los desvíos de política económica que remarcó el Fondo Monetario como decisivos en la primera mitad del año hicieron recalcular al staff y a los funcionarios argentinos la mayoría de las cifras clave del programa. Además de la proyección de inflación y de acumulación de reservas, el FMI puso un techo de 3,2 billones de pesos al déficit primario, casi 1,3 billones de límite para la emisión monetaria que financie al Tesoro (actualmente ese número ya fue sobrepasado), entre otros números clave.

El staff report, incluso, ya arriesga algunos números para la próxima administración. En ese sentido, plantea que en los primeros tres meses del año, el próximo Gobierno deberá sumar otros USD 6.000 millones de reservas netas, tendrá prohibida la asistencia monetaria desde el Banco Central y tendrá un margen menor para la intervención en los mercados de futuros.

La devaluación y los precios: qué ve el Fondo Monetario

El FMI planteó que al piso ya alto de inercia inflacionaria, el salto discreto del tipo de cambio que decidió el Gobierno tras las elecciones primarias acelerará aún más los índices mensuales, que en agosto podrían llegar incluso a los dos dígitos, una posibilidad que ya había sido explorada por las consultoras privadas locales.

“Tras la devaluación nominal, se proyecta que la inflación salte inicialmente de alrededor del 6 por ciento en julio a alrededor del 10 por ciento mensual en agosto y disminuya a menos del 5 por ciento mensual para fines de 2023″, estimó de manera preliminar el FMI. “Estas dinámicas, que están sujetas a incertidumbres inusuales dada la inflación alta y no fijada, suponen una implementación estricta de políticas monetarias estrictas y fiscal, así como una coordinación efectiva de salarios y precios para permitir una rápida reducción de los márgenes inusualmente altos de las empresas”, enfatizó.

“También se supone que la gran proporción de bienes transables que ya tienen precios al tipo paralelo limita el traspaso a la inflación. Más allá de este año, se prevé que la inflación disminuya gradualmente a medida que se aborden los desequilibrios en el contexto de una persistente debilidad de la demanda de dinero y de los mecanismos de indexación existentes”, continuó el informe aprobado por el directorio el miércoles.

En términos fiscales, el FMI espera que durante el segundo semestre, incluso en contexto de campaña electoral, el gasto público caiga 8% en términos reales para que sea posible el cumplimiento de la meta anual de 1,9% del PBI como techo del déficit primario. Para eso, el organismo reclama “esfuerzos significativos para movilizar temporalmente los ingresos en divisas de las importaciones y contener el gasto público”.

“Esto evitaría la financiación monetaria directa del presupuesto y al mismo tiempo limitaría la dependencia de fuentes internas, en consonancia con los objetivos de desinflación. A mediano plazo, se supone que la consolidación fiscal se acelerará, en consonancia con los compromisos programáticos y las plataformas políticas declaradas públicamente por los principales partidos políticos, para fortalecer la sostenibilidad de la deuda y asegurar un reingreso gradual a los mercados internacionales a partir de 2025″, proyectó.

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