Jose Oliva

Caldes d'Estrac (Barcelona), 31 oct (EFE).- La exposición "Picasso en la retina. Retrato de artistas catalanes" ofrece en la Fundación Palau una mirada inédita que permite reseguir la imagen de Picasso a partir de unas 80 piezas, realizadas por algunos de sus amigos artistas, cuando el malagueño "se convirtió en modelo retratado".

En la exposición, que estará abierta al público hasta el próximo 18 de febrero, se reúnen dibujos, grabados, óleos, escultura, fotografía y documentos de artistas como Ramón Casas, Dalí, Ricard Opisso, Pablo Gargallo o Ricard Canals, junto con los retratos que el malagueño hizo de sus amigos y algunos de sus autorretratos.

Comisariada por Eduard Vallès, conservador de Arte moderno y contemporáneo en el MNAC, y Sebastià Sánchez Sauleda, Doctor en Historia del Arte y licenciado en Historia por la Universidad de Barcelona, la muestra ofrece una perspectiva única de la relación entre Picasso y diferentes artistas contemporáneos catalanes, y traza los vínculos y la influencia mutua a través de un intrigante enfoque: el retrato.

A través de una gran variedad de retratos, que abarcan desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, se examinan las interacciones de Picasso con destacadas personalidades catalanas como Sebastià Junyent, Ramon Casas, Ramon Riu Dòria, Ricard Canals, Manuel Pallarès, Salvador Dalí y Joan Vidal Ventosa.

En 1971, Josep Palau i Fabre escribió "Picasso i els sus amics catalans", una aproximación a la vinculación del artista con su entorno personal durante los años de residencia catalana, y aquellas relaciones se constatan en el recorrido expositivo.

La cabeza de Picasso que Gargallo hizo da la bienvenida al visitante en la exposición que continúa en la primera planta de la Fundación donde se reúnen algunos de los primeros retratos conocidos de Picasso que datan del período de formación en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, ciudad a la que llegó en 1895 con solo 13 años.

Junto a un autorretrato de joven que Picasso hizo en 1945 se puede contemplar el óleo que su amigo y primer mecenas Sebastià Junyent -le compró veinte obras- le hizo, en el que aparece delante de "La Vida", la obra maestra de su época azul, un cuadro, que, como ha recordado este martes Eduard Vallès, "pertenece a un coleccionista privado de París y anteriormente solo se había expuesto en Barcelona en la exposición del centenario del nacimiento del pintor.

También se pueden ver las imágenes captadas en 1933 en el Hotel Ritz barcelonés por el fotoperiodista catalán Josep Maria Sagarra i Plana, de las últimas de Picasso en tierras catalanas; el que le hizo Ramón Casas en París en 1900; o las caricaturas que le dedica Ricard Opisso.

Los comisarios subrayan el "carácter inédito" de esta exposición, puesto que se muestran "retratos del joven Picasso en formación, que está evolucionando y dejando de ser Pablo Ruiz, y que aunque se traslada a París sigue siendo respetado, se convierte en un personaje casi legendario".

Otros retratos ilustran la amistad de Picasso con el pintor Ricard Canals, consolidada en París a partir de principios del siglo XX, y una escultura de Dora Maar hecha a cuatro manos por el malagueño y Apel·les Fenosa, con quien se reencontró en París en 1941.

Esos retratos iniciales se convierten, en la segunda planta, en "evocaciones, homenajes que ya no tienen nada que ver con retratos, son monumentos públicos, como el monumento creado por Antoni Tàpies, ubicado en el paseo Picasso de Barcelona, o los bajorrelieves de Pablo Gargallo.

A su manera, Dalí también rinde homenaje a Picasso en un cuadro de 1947, en plena etapa americana, en el que sitúa un busto del autor del "Guernica" sobre un pedestal.

Esa visión más contemporánea se completa con obras como "Homenaje a Picasso" (2005), de Josep Guinovart, una obra de Joan Miró que formó parte de la portada de La Vanguardia en el centenario de Picasso; o "Mosaico picassiano" en el que Joan Fontcuberta construye el retrato del malagueño a través de imágenes encontradas en Google.

También se exhibe una fotografía de Picasso hecha por André Villers, que Fontcuberta manipuló para colocar al cuello del artista una cámara fotográfica.

Según Vallès, el visitante puede captar en esta exposición "a un Picasso muy poco popular, alejado del artista calvo con la camisa de rallas del sur de Francia". EFE

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(Foto) (Vídeo)

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