Foto de archivo: imagen de la fachada del edificio del Banco Central de la República Argentina en el centro financiero de Buenos Aires, Argentina. 16 sept, 2020. REUTERS/Agustin Marcarian/
Foto de archivo: imagen de la fachada del edificio del Banco Central de la República Argentina en el centro financiero de Buenos Aires, Argentina. 16 sept, 2020. REUTERS/Agustin Marcarian/ (AGUSTIN MARCARIAN/)

Un imprevisto combo de necesidad de pesos que secó la plaza y una inusual oferta de dólares no sólo forzaron la baja de las cotizaciones en el mercado cambiario sino que permitieron al Banco Central continuar esta semana con la racha de compra de divisas. La entidad sumó ayer USD 126 millones a los USD 255 millones que había comprado el miércoles. Así, lleva adquiridos en el mercado más de USD 1.100 millones desde que empezó febrero.

Esas cifra se alcanza a pesar de un dato clave para la industria: el acceso de los importadores al mercado oficial creció sustancialmente en las últimas dos semanas respecto de enero, cuando estuvo prácticamente cerrado durante las primeras dos semanas. El sector privado accedió, en promedio, a USD 240 millones diarios durante las últimas tres ruedas, lo que contrasta con los USD 150 millones promedio del mes pasado. Desde que se inició febrero, en tanto, el promedio es de USD 210 millones, según la estadística del operador y analista Salvador Vitelli.

En el mayor acceso operan dos medidas del Banco Central. La primera, definida en los primeros días de la gestión del equipo económico, es el calendario de acceso al mercado para el pago de importaciones, que entró esta semana en su segunda fase. La segunda es la más reciente decisión de flexibilizar las condiciones de acceso al dólar oficial para las pequeñas y medianas empresas con deuda en el exterior con sus proveedores. Esa medida comenzó a regir ayer y alimentó la demanda en el mercado oficial.

Paradójicamente, mientras sumó algo más de presión sobre el Banco Central, la entrada en vigencia de la nueva norma descomprimió el mercado del dólar financiero. Tanto el contado con liquidación como el dólar MEP anotaron ayer nuevas bajas. Mientras el CCL cerró en $1163, el MEP lo hizo en $1096, tendencia que también impactó en el precio de cierre del dólar blue, en $1075.

Estos valores implican, en términos reales, es decir, descontando el efecto de la inflación, el precio más bajo desde que asumió el Gobierno Javier Milei. Detrás de ellos se encuentra, por un lado, la inesperada de demanda de pesos, tanto para pagar impuestos cuyos vencimientos empezaron a operar esta semana -Ganancias y Bienes Personales- como por el desarme de posiciones en dólares para, precisamente, acceder al mercado oficial para pagar deuda en caso de las Pymes importadoras. También los grandes importadores destinan los pesos previstos para hacer pagos al exterior en moneda dura al bono para resolver las deudas comerciales, el Bopreal, de que ayer se colocaron USD 1.170 millones. El llamado a licitación para renovar deuda del Tesoro, en tanto, termina de secar la plaza de pesos.

Al mismo tiempo, atribuible a los feriados de carnaval que obligó a los exportadores a retrasar la liquidación, también la oferta de dólares fue atípica en las últimas jornadas. Esa oferta se canaliza mayormente por el mercado oficial pero 20% ingresa a través del financiero.

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Ese panorama desactivó uno de los principales temores del mercado e incluso de los propios funcionarios del equipo económico que anticipaban, a principios del mes pasado, un posible recalentamiento de la brecha durante febrero. No es lo que está ocurriendo aunque es válido señalar que ese salto se produjo a mediados de enero, cuando el CCL llegó a superar los $1300 y con ello la brecha se amplió a 60%. Las medidas del BCRA contribuyeron, en alguna medida, a revertir ese empeoramiento, junto con el informe que difundió el FMI respecto de las nuevas metas acordadas con el Gobierno. Con todo, desde la consultora Outlier señalaron otros elementos que también confluyeron en la baja del dólar, con la advertencia de que tanto a la baja como a la suba, la brecha demostró que “sobrerreacciona”. Es decir, podría producirse, en algún momento, el movimiento inverso.

“Nunca hay un solo factor, pero seguimos creyendo que hay una combinación entre, por un lado, distintas definiciones que pospusieron la dolarización para 2026, plantearon la unificación recién en junio y confirmaron el crawling de 2% mensual hasta entonces y, por el otro, el sostenimiento atractivo de las posiciones CER y UVA más allá de marzo con los distintos aumentos de precios regulados que se están confirmando y agendando de marzo en adelante”, afirmó en su informe diario.

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