En una entrevista radial Javier Milei afirmó que ya no era un fondo quien le ofrecía dólares para dolarizar, sino que ahora aparecían otros más que querían participar del proyecto (EFE)
En una entrevista radial Javier Milei afirmó que ya no era un fondo quien le ofrecía dólares para dolarizar, sino que ahora aparecían otros más que querían participar del proyecto (EFE)
(Matías Martin Campaya/)

Todos recordarán una entrevista de televisión cuando al Presidente le preguntaron si ya tenía los dólares para dolarizar, contestó que sí, que un fondo de inversión de los más grandes del mundo se los había asegurado. Y, ante la insistencia del entrevistador sobre si tenía la plata, contestó: ¿querés que te muestre mi celular? Parece que perdió el WhatsApp, porque los supuestos USD 10.000 millones nunca aparecieron.

Con respecto a los pasivos remunerados el argumento de Milei es que con los bonos del gobierno que tiene en el activo el BCRA iba a constituir un fideicomiso para destinar esos fondos a cancelarlos. Incluso llegó a afirmar que le sobraría plata.

En otra entrevista radial Javier Milei afirmó que ya no era un fondo quien le ofrecía dólares para dolarizar, sino que ahora aparecían otros más que querían participar del proyecto.

La dolarización, el discurso insignia de campaña, quedó en veremos y hasta se contradice el Presidente con su nueva propuesta de ley de penalizar a quién emita para financiar el déficit fiscal

La dolarización, el discurso insignia de campaña, quedó en veremos y hasta se contradice el Presidente con su nueva propuesta de ley de “establecer la pena de cárcel a todo el directorio del BCRA y los funcionarios del gobierno que usen emisión monetaria del BCRA para financiar el déficit fiscal”.

Esa iniciativa no se entiende por dos razones:

  1. Si va a dolarizar, quiere decir que el peso desaparece, entonces ¿Para qué quiere el Presidente esa ley si no va a existir un BCRA que emita moneda?
  2. Aun dejando el peso vigente en competencia de monedas, la población no querría aceptarlo si fuese de mala calidad.
El Gobierno no solo aún no cerró el BCRA, sino que además hace un manejo típicamente intervencionista tanto del tipo de cambio, ubicándolo por debajo del nivel de mercado libre, como también de la tasa de interés (EFE)
El Gobierno no solo aún no cerró el BCRA, sino que además hace un manejo típicamente intervencionista tanto del tipo de cambio, ubicándolo por debajo del nivel de mercado libre, como también de la tasa de interés (EFE)
(JUAN IGNACIO RONCORONI/)

Es más, el Gobierno no solo aún no cerró el BCRA, sino que además hace un manejo típicamente intervencionista tanto del tipo de cambio, ubicándolo por debajo del nivel de mercado libre, como también de la tasa de interés.

Como frutilla del postre, el Gobierno favorece a un sector de la economía vendiéndole bonos con el beneficio de un put, que es emisión potencial de pesos, lo que significa ir en contra de los más elementales principios liberales: que el Estado no le asegure un precio mínimo a un inversor.

Durante la campaña electoral también afirmó el Presidente que antes de levantar la mano para aprobar un aumento de impuestos, se cortaba el brazo. Sin embargo, lo primero que hizo cuando envió la Ley Ómnibus al Congreso fue proponer volver atrás la baja de Ganancias para los trabajadores, subir las retenciones a los derivados de la soja, y extenderlas a todos los productos regionales, además de elevar la alícuota del Impuesto PAIS a todas las importaciones -más proteccionismo-.

El Gobierno favorece a un sector de la economía vendiéndole bonos con el beneficio de un put, que es emisión potencial de pesos

Es decir, más proteccionismo porque ese impuesto PAIS es un impuesto gemelo de los derechos de importación. Resulta muy difícil sostener un discurso liberal creíble y, al mismo tiempo, aumentar la protección arancelaria combinado con la ambición de seguir exprimiendo al sector privado con más impuestos.

Cepo cambiario

Ahora bien, a pesar de tener la base monetaria estancada en $10 billones y la brecha cambiaria por debajo del 17%, el Gobierno todavía no se anima a levantar el cepo cambiario, para que los importadores puedan comprar dólares al mercado libre, más aún cuando el stock de deuda que tiene el BCRA con ese sector ya está encaminado con los Bopreal.

El impuesto PAIS, establecido por el gobierno kirchnerista, se advierte que se ha transformado en el cuarto más importante en la recaudación tributaria en febrero, y representó 19% sobre el total de recursos de la Tesorería (Reuters)
El impuesto PAIS, establecido por el gobierno kirchnerista, se advierte que se ha transformado en el cuarto más importante en la recaudación tributaria en febrero, y representó 19% sobre el total de recursos de la Tesorería (Reuters) (AGUSTIN MARCARIAN/)

La respuesta parece estar por el lado fiscal y, en particular, el impuesto PAIS y el miedo a que se desarme el carry trade y tener una corrida. Si esta última fuera la razón, se estaría frente a un equilibrio inestable en el mercado de cambios.

Pero si se mira por el lado del impuesto PAIS, establecido por el gobierno kirchnerista, se advierte que se ha transformado en el cuarto más importante en la recaudación tributaria en febrero, y representó 19% sobre el total de recursos de la Tesorería.

De ahí que si el Gobierno levanta el cepo se quedaría sin un recurso tributario clave para obtener el equilibrio fiscal basado en gran medida en licuación del gasto primario.

Si el Gobierno levanta el cepo se quedaría sin un recurso tributario clave para obtener el equilibrio fiscal basado en gran medida en licuación del gasto primario

La devaluación y la corrección de los precios relativos parcial que hizo el Gobierno sin reformas estructurales detrás, han generado una fenomenal caída en el nivel de actividad, caída que continuará en los próximos meses impactando en los ingresos fiscales.

Eso hace pensar que el objetivo de equilibrio fiscal a toda costa, en lugar de considerar que el problema es el nivel de gasto público, llevará a la política económica a un serio problema de sostenibilidad en el mediano plazo, dado que, por insistir con la meta de déficit cero obligará a seguir licuando ingresos y postergando pagos, como se vio en enero y febrero con el pago de los subsidios a la energía.

Blindaje a las críticas

La realidad es que Javier Milei llegó al gobierno sin equipo y sin plan. Todo lo que dijo en campaña fue discurso para la tribuna, en particular vendiendo a la dolarización como la pócima mágica. El problema es que se está transitando un tiempo en que ya no quiere escuchar advertencias, por más pruebas y argumentos contundentes que se le presente.

Javier Milei llegó al gobierno sin equipo y sin plan. Todo lo que dijo en campaña fue discurso para la tribuna, en particular vendiendo a la dolarización como la pócima mágica (AP)
Javier Milei llegó al gobierno sin equipo y sin plan. Todo lo que dijo en campaña fue discurso para la tribuna, en particular vendiendo a la dolarización como la pócima mágica (AP) (Natacha Pisarenko/)

Cualquier objeción es respondida por seguidores en X con insultos y agravios: “resentido, envidioso, viejo meado, querés que vuelvan los k”, etc.”.

En definitiva, pareciera que está pasando lo mismo que con el gobierno de Raúl Alfonsín al principio, cuando se hablaba del Tercer Movimiento Histórico, al punto que el dirigente radical Juan Manuel Casella decía por radio que por un prurito constitucional (en ese momento no había reelección) “Argentina no se podía perder otro mandato de Alfonsín”.

Con Carlos Menem nadie quería escuchar las advertencias de que la deuda pública crecía a un ritmo que aumentaba el gasto por los intereses a pagar y que faltaban reformas estructurales, como la reforma laboral, para poder sostener la Convertibilidad.

Con Fernando De la Rúa, no se podía criticar de entrada el aumento del Impuesto a las Ganancias para cerrar el déficit fiscal, que había generado expectativas negativas, bajo el argumento de que recién empezaba. Tampoco se pudo hacer entender que el blindaje financiero no era sustituto de las reformas estructurales.

Luego vinieron los Kirchner, Néstor que iba a salvar a la Argentina y posteriormente Cristina Fernández, que era intocable.

A Mauricio Macri no se le podía criticar el gradualismo porque automáticamente se disparaba el mote de “liberalotes” y que el shock era impracticable. Hoy el expresidente reconoce que no haber entendido las alertas lo llevó al fracaso.

Alberto Fernández “fue el fenómeno que iba a salvar a los argentinos de la pandemia” y llegó a tener altísima imagen positiva por eso, y cuando se le advertía que estaba encerrando a la población en forma inconstitucional, implicaba ser lapidado en la plaza.

La receta para evitar otro fracaso

Ahora a Javier Milei se lo quiere ver como el mesías que viene a salvar de décadas de decadencia, y por tanto cuando se alzan voces críticas hasta amigos liberales se enojan.

Estamos frente a la política del escarmiento y de uso del terror para que no haya voces diferentes

Estamos frente a la política del escarmiento y de uso del terror para que no haya voces diferentes. El que se atreva a criticar al líder será atacado por la jauría del troll center. Hoy no hay diferencia con todos los casos anteriores que mencioné. Tal vez aumentó el grado de violencia verbal con el que no se calla y dice lo que piensa. Aunque recuerdo que los trolls k eran tan violentos como los trolls “libertarios”.

Aunque a muchos no les guste, estamos frente a un presidente que tiene enormes contradicciones entre su discurso de campaña y lo que hace. Nada más antiliberal que pedir facultades extraordinarias, porque eso significa concentrar el poder en una sola persona, justamente lo que siempre combatió el liberalismo, el poder absoluto de los gobiernos.

reunion Posse y Francos con gobernadores en Casa Rosada
Si Milei recapacita y acuerda con los gobernadores reformas estructurales básicas habrá chances de evitar otro fracaso

Si Milei recapacita y acuerda con los gobernadores reformas estructurales básicas habrá chances de evitar otro fracaso.

Algunas de esas reformas serían:

  1. eliminar el curso forzoso de peso,
  2. desregular lo más posible la economía,
  3. llevar adelante una modernización laboral que termine con la industria del juicio,
  4. plantear una reforma del estado,
  5. presentar un proyecto de reforma impositiva integral ante la imposibilidad de terminar con el nefasto sistema de coparticipación federal,
  6. incorporar la economía argentina al mundo, y
  7. terminar con la maraña de planes sociales y establecer solo un subsidio por desempleo por tiempo limitado y, al mismo tiempo, establecer cursos de capacitación en oficios con rápida salida laboral.

Si se empeña en pelearse con todo el mundo y seguir contradiciéndose en su discurso, solo Dios sabe dónde terminará la economía argentina, porque por ahora, del discurso a los hechos, hay un largo trecho.

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