Traders work on the floor of the New York Stock Exchange (NYSE) in New York City, U.S., April 1, 2024. REUTERS/Brendan McDermid
Traders work on the floor of the New York Stock Exchange (NYSE) in New York City, U.S., April 1, 2024. REUTERS/Brendan McDermid (Brendan McDermid/)

El súbito cambio de contexto internacional dio fin, al menos por el momento, a la luna de miel entre los inversores y los activos argentinos. Con un mercado global mucho más tenso, en el que el último impacto fue el ataque de Irán a Israel pero que ya se había resentido por una inflación mayor a la esperada en los Estados Unidos, el estrés financiero repercutió en bonos y acciones globales. Los primeros se mantuvieron ayer a la baja profundizando las caídas del lunes que superaron 4% en algunos casos y 2% en promedio aunque con una tendencia más suave. Se trató de la sexta baja consecutiva, tras haber experimentado un rally prácticamente ininterrumpido desde fines del año pasado.

Las acciones, por su parte, no lograron recuperarse de las pérdidas del día anterior, cuando el Merval había retrocedido 2,75%, y particularmente aquellas que cotizan en Wall Street volvieron a mostrar cotizaciones mayormente en rojo aunque, otra vez, con una foto mucho menos dramática que la del lunes.

Ningún elemento del panorama local, sin embargo, parece haber influido en el ánimo de los inversores. El dato de inflación de marzo que dio a conocer el viernes el INDEC fue mejor al previsto, la estrategia de baja de tasas convence cada vez más al mercado y el ajuste de las cuentas públicas sigue su marcha. Desde esa perspectiva, no hay malas noticias para el mercado. Sin embargo, el nuevo telón de fondo hace la diferencia.

El punto de inflexión ocurrió la semana pasada, cuando tras el dato del avance de la inflación norteamericana, quedó claro para el mercado que la Reserva Federal avanzaría mucho más lento en la reducción de la tasa de interés, de la que se esperaban 4 recortes este año y ahora, eventualmente, apenas 2. Ese ritmo mucho más pausado quita liquidez a los mercados emergentes, entre ellos la Argentina que había vuelto al radar de los fondos de inversión de riesgo tras la asunción de Javier Milei. Pero no sólo a la Argentina.

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En el marco de nerviosismo internacional ante un eventual escenario bélico en Medio Oriente, todos las economías en vías de desarrollo acusan el golpe. Fue por caso lo que ocurrió en Brasil, que sufrió la salida de capitales lo que obligó a devaluar su moneda. Un real más competitivo contra el dólar es una pésima noticia para el ministro de Economía, Luis Caputo, quien busca sostener un ritmo de devaluación de apenas 2% mensual. A tal punto que el movimiento de la moneda brasileña tuvo su correlato en todas las cotizaciones libres del dólar, que reaccionaron al alza ($1035 el dólar blue, $1032 el MEL y $1076 el CCL) con un mercado oficial que perdió mucho volumen ante la incertidumbre de los exportadores a ingresar divisas. En ese marco, el Banco Central apenas compró unos USD 90 millones que se sumaron a la compra también modesta del día anterior, en torno a los USD 110 millones.

“Sube el riesgo país (de la Argentina) ante el mal clima global”, sintetizó la agencia de inversiones Cohen al destacar la suba del indicador que elabora el JP Morgan a los 1.386 puntos básicos, tras haber superado el rango de las 1.400 unidades intradiarias, el máximo desde abril cuando también tocó su mínimo por debajo de los 1.200 puntos.

A partir de ahora, los activos argentinos podrían experimentar un rebote en el caso de un apaciguamiento del mercado global pero lo cierto es que para retomar el fuerte impulso con el que venían, los inversores necesitarán seguramente nuevos argumentos que justifiquen futuras subas. Existen varios frentes potenciales que podrían proveer esos incentivos. El mayor de todos sería la rápida aprobación en el Congreso de la nueva Ley de Bases. De contener una reforma laboral, el entusiasmo podría ser fuerte según evalúan en los bancos de inversión. Pero también otro tipo de novedades podría alimentar el buen humor para con la Argentina. Por ejemplo, señales que surjan del viaje de Caputo a Washington para participar de las Reuniones de Primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.

Caputo también mantendrá reuniones con representantes del Tesoro de Estados Unidos para explicar “las reformas que se están desarrollando en la Argentina para ordenar la economía”, según un comunicado de prensa oficial.

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