FOTO DE ARCHIVO: Cumbre del G20 en Nueva Delhi, India. 8 de septiembre, 2023. REUTERS/Anushree Fadnavis/Archivo
FOTO DE ARCHIVO: Cumbre del G20 en Nueva Delhi, India. 8 de septiembre, 2023. REUTERS/Anushree Fadnavis/Archivo (ANUSHREE FADNAVIS/)

La Argentina pertenece formalmente a un club de países, el G20, con los que prácticamente ya no tiene nada que ver si el criterio de admisión son las principales variables económicas como suba del PBI o tasa de inflación. El contraste entre la evolución de la economía local no sólo con las desarrolladas sino también con los países emergentes es apabullante y se plasma en cada informe de organismo, banco o agencia internacional que, a esta altura del año, suelen publicar los pronósticos de cierre de año y panoramas globales para el siguiente período.

Fue lo que hizo el Fondo Monetario en un informe publicado el martes sobre las 20 economías desarrolladas y emergentes y también lo que difundió ayer la agencia Moody’s. En su Global Macro Outlook (Panorama Macro Global), desgranó la perspectiva de una desaceleración del crecimiento en los países centrales y también de aquellos en vías de desarrollo con un apartado bien específico destinado a la Argentina y Turquía, las dos economías que resaltan por sus altos niveles de incertidumbre.

Claro que el informe aclara que las perspectivas de crecimiento de una y otra “son muy diferentes”. Es que a la Argentina le va bastante peor a que al país euroasiático, y también sus perspectivas son bastante más complejas, con pronósticos de marcado declive económico y un registro de inflación que superaría 250% el próximo año.

Moody’s prevé que la economía caerá 3,5% y otro 2,5% en 2024, con lo cual se convertirá en el único país que integran el G-20 que no sólo no creció sino que se achicó

“Turquía y la Argentina son las economías del G-20 que destacan por sus perspectivas económicas altamente inciertas. Aunque la inflación debilita a ambas, sus perspectivas de crecimiento son muy diferentes.”, destacó Moody’s. A diferencia del país turco, donde la actividad también se ralentiza pero sin caer en recesión y se prevé que la inflación ceda, el panorama para la Argentina descripto por la calificadora de riesgo, en sintonía con las advertencias del FMI, es desalentador.

Argentina vs G20
Fuente: Global Macro Outlook, Moodys.

“La economía argentina sigue desmoronándose. Esperamos que se contraiga en 2023-24 en medio de una inflación galopante y un peso persistentemente sobrevalorado. La estabilización económica es cada vez más difícil de prever y dependerá crucialmente de las políticas del nuevo gobierno tras las elecciones generales de noviembre”, sostuvo la agencia. En su tabla de proyecciones, los analistas de Moody’s son lapidarios: prevén que la economía caerá 3,5% y otro 2,5% en 2024, con lo cual se convertirá en la única de los países que integran el grupo en no sólo no crecer sino también en achicarse.

Esto a pesar de que tampoco para el resto de los países el escenario es demasiado optimista, ya que se el pronóstico es el de una economía moderando su nivel de avance a la par de una inflación a nivel global que también se espera empiece a ceder.

Bastante lejos de los pésimos números, se encuentra Turquía donde el impulso económico se ralentizó en el tercer trimestre y en vez de crecer a una tasa del 5,5% como el año pasado, su avance será de “apenas” 4,2% en 2023 y de 2,6% en 2024. “Esperamos que la inflación retroceda lentamente hasta el 60% en 2024 y el 38% en 2025, si la política monetaria sigue endureciéndose y la lira se estabiliza”, anticipó el informe. Ese sendero es el opuesto del que se espera para la Argentina, donde la proyección es de una inflación de 147,4% para este año, saltando a 272% para el próximo año y recién cediendo levemente en a 222,5% en 2025. En esos guarismos se impactan las expectativas de corrección cambiaria, tal como ocurrió con el reciente episodio de devaluación post Paso al que se refirió el FMI en un informe sobre la situación de las economías del G20.

El organismo también emparentó al país con Turquía al indicar que “aunque el dólar estadounidense se ha depreciado desde el último informe (a fines de agosto), los movimientos de divisas se han diferenciado más. Algunas (por ejemplo Argentina y Turquía) se han depreciado, lo que ha favorecido la competitividad, pero puede agravar las vulnerabilidades de la deuda externa”.

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