Campos de maíz aledaños, como expresando una frontera entre "La Niña" y "El Niño"
REUTERS/Miguel Lo Bianco
Campos de maíz aledaños, como expresando una frontera entre "La Niña" y "El Niño"
REUTERS/Miguel Lo Bianco (Miguel Lo Bianco/)

Parece que sí, pero en muchas zonas es ni y en otras directamente es no.

No se trata de un juego de palabras, sino de la evolución del clima en la actual campaña agrícola. Un ciclo marcado por la expectativa de que El Niño -fenómeno que supone lluvias superiores a lo normal- finalmente se instale y termine definitivamente con los efectos de La Niña, que durante tres años provocó grandes sequías en la Argentina y aunque oficialmente finalizó en abril pasado, no se termina de ir.

Pese a las lluvias que se dieron en varias zonas agrícolas, El Niño parece por ahora limitado. Lo saben los productores de varias regiones del país, que aún sufren de una sequía que se resiste a irse y están expectantes de las precipitaciones pronosticadas para octubre.

Sus vivencias las ratifica el INTA, que en su último informe agro-meteorológico semanal consignó: “la zona central y norte continúa con perfiles muy secos, con valores menores al 10% de agua en el suelo, con respecto al máximo posible hasta un metro de profundidad”.

Estas situaciones las padecen agricultores, ganaderos y productores lecheros de Santiago del Estero, norte de Santa Fe, norte y oeste de Córdoba, norte de San Luis y norte de La Pampa, entre otras regiones.

En plena sequía

Carlos Arese (57) es veterinario, productor ganadero y lechero de Realicó, en el norte de La Pampa, a 5 km del límite con Córdoba. “Acá todavía estamos en plena sequía, porque este año apenas llovieron 380 milímetros; venimos de 460 en 2022, cuando acá la lluvia anual, históricamente, es de 700 a 800 milímetros. De los últimos años, el único que llovió esa cantidad fue en 2021, y en 2020 apenas llovieron 450 mm”, precisó.

Arese tiene un tambo de 200 vacas y hace ciclo completo de ganadería vacuna de carne. El mayor problema que tiene es la falta de pasto. “Todo lo que estamos produciendo es en base a rollos de pasto, y silos de sorgo y de maíz que pudimos hacer en 2021, el año que llovió bien. Gracias a eso, no tuvimos que bajar la carga, ni vender animales en forma forzada”, explicó.

Un problema para la producción tambera es la insuficiencia de pastos REUTERS/Loren Elliott
Un problema para la producción tambera es la insuficiencia de pastos REUTERS/Loren Elliott (Loren Elliott/)

Pero más allá de las reservas hay otros problemas difíciles de solucionar. “Algo que se viene complicado mucho es el tema del agua para bebida para los animales, porque las napas se están yendo muy profundas y los sistemas convencionales como el molino de viento o el bombeador común a esa profundidad no sacan casi nada de agua. Hay que usar bombas sumergibles y hacer otro tipo de perforación, que tiene un costo importante. Esto permite tener agua en cantidad, pero al venir de pozos más profundos, es agua que pierde bastante calidad y se saliniza, por lo que hay que evitarla en los sistemas de engorde. Caso contrario hay que mover la hacienda adonde haya agua de calidad, que quizás no coincide con los lugares donde hay pasto”, explicó.

En sociedad con su hermano y su madre, Arese trabaja 1.000 hectáreas arrendadas y tiene otras 120 para el tambo. “Los costos subieron enormemente, al ritmo de la inflación y algo más, básicamente por la implementación del dólar soja y maíz. Para mantener el tambo, bajamos el nivel de la alimentación y por ende bajó la producción individual por vaca”, explicó Carlos, mientras que sobre su negocio ganadero de carne, señaló que no tuvo “que vender animales, pero tuve que darle algo de granos y terminar animales más livianos de 300 a 350 kilos, con 100 o 150 kilos menos, para que lo engorde un feedlot”.

Sobre lo que viene, Carlos es contundente: “Tenemos que estar preparados para que el día que llueva salir a sembrar. Cuando llueve tarde la ventana de tiempo para sembrar es escasa. Entonces, para diversificar, sembramos algo de maíz temprano, y la mayor parte, tardío. Tenemos que distribuirlo en el tiempo para asegurarnos 8 a 10 bolsas de silo picado para poder mantener el tambo el año que viene. Cuando llueve poco hay que tener el equipo y la semilla preparada, y tratar de sembrar en dos días”.

Cero humedad

Federico Albañana (29) es productor en Cañada de Luque, departamento de Totoral, en el norte de Córdoba. En 800 hectáreas agrícolas propias hace, en verano, maíz y soja, y -en menor proporción- maíz pisingallo y sorgo. Y, en invierno, trigo y garbanzo bajo riego.

“Seguimos con falta de agua en el perfil. Cuando está lleno, podemos llegar a acumular en estos suelos casi 300 milímetros de agua hasta los 2 metros de profundidad. Ahora ni siquiera podemos hacer análisis porque está tan seco que ni el barreno (herramienta para hacer agujeros) se puede clavar en el suelo”, dijo el productor.

La localidad cordobesa de Monte Maíz refleja la importancia que ese cultivo tiene en la provincia mediterránea
La localidad cordobesa de Monte Maíz refleja la importancia que ese cultivo tiene en la provincia mediterránea

El promedio anual de los últimos 36 años da 746 milímetros, pero viene bajando. En los últimos 6 años fue de 555 milímetros y el promedio de la campaña pasada (agosto 2022 a julio 2023) fue de 420 milímetros y la última lluvia fue el 24 de marzo, precisó el productor cordobés.

Tras una campaña para el olvido, que dio pérdidas en soja y maíz, los lotes cosechados están en barbecho esperando que las lluvias permitan sembrar soja el 15 de noviembre y maíz tardío a partir del 15 de diciembre. “Hasta ahora, tenemos cero humedad en el perfil. Si llueven 30 o 40 milímetros se va a acumular agua en los primeros centímetros, pero no va a ser suficiente como para empezar a sembrar. Estamos a la expectativa de qué va a pasar en octubre y en los primeros días de noviembre. Si en octubre llueve mucho y el perfil se recarga, podemos sembrar en fecha óptima, pero si vemos que la lluvia se demora, la siembra también la vamos a ir demorando”, explicó.

Sin lluvias respetables

Alejandro Jurado (67) es un pequeño productor de Bandera, en el sureste de Santiago del Estero, donde “desde marzo no hay una lluvia respetable”. El promedio anual histórico es de entre 800 y 850 milímetros. La zona viene de años de lluvias excesivas -2016 y 2017-, sequía en 2018, y 2 años -2019 y 2020- de mucha lluvia. “Esta campaña la cosecha fue muy desigual, con lotes de soja de 1000 kilos y otros de 30 quintales”, explica Alejandro, quien a comienzos del año apostó al trigo, pero sin suerte, en parte de las 100 hectáreas que trabaja.

Brotes de soja luego de una lluvia al cabo de una larga sequía. Es lo que todos los productores agrícolas esperan, pero para muchos se demora
REUTERS/Agustin Marcarian
Brotes de soja luego de una lluvia al cabo de una larga sequía. Es lo que todos los productores agrícolas esperan, pero para muchos se demora
REUTERS/Agustin Marcarian (AGUSTIN MARCARIAN/)

“Había una linda perspectiva, muchos no se largaron viendo la falta de humedad que había en el perfil y los que nos largamos hoy estamos con trigos de 800 a 1000 kilogramos por hectárea”, dice, tras dos campañas en que “paga los gastos” con su magra cosecha. Y agrega: “tengo todo el rastrojo de sorgo de la campaña pasada. Ahora me quedé un rastrojito de trigo y me preparo para hacer una campaña de soja esperando que, a partir de octubre, como dicen, empiece a llover y siga en noviembre y diciembre, para poder a fin de año, sembrar una buena soja”.

Jurado comentó que, en esa zona de Santiago del Estero, los productores están a la expectativa de que se cumplan los pronósticos de lluvia que hablan de un Niño que aún no se ha expresado en buena parte de la provincia. Y señala que el Departamento Belgrano, cuya cabecera es Bandera, tiene la ventaja de su cercanía con el río Salado. Por eso, con “un par de buenas lluvias a nosotros nos completa el perfil y nos arma vertiente, como para sostener la humedad en el perfil, dado que las napas están a 8 a 10 metros. En cambio, en el norte (provincial), los pozos del agua están a 80 y 120 metros de profundidad”.

Hacer Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.