El clásico en el Nuevo Gasómetro entre San Lorenzo y Huracán arrancó con una polémica cuando apenas iban cuatro minutos de juego. Nahuel Barrios desbordó por izquierda, sacó un centro que impactó en la mano de Lucas Souto y el árbitro Pablo Echavarría no dudó: sancionó un penal a favor del local.

Sin embargo, las protestas se instalaron en el área del Globo y el juez esperó prudente la revisión desde la cabina del VAR para conocer si había acertado con su determinación. Rápidamente, el árbitro Lucas Novelli a cargo de la herramienta tecnológica lo citó ante las pantallas para que vuelva a analizar lo sucedido.

Echavarría miró las repeticiones, revisó cómo tenía la mano el defensor del elenco de Parque Patricios y decidió dar marcha atrás. Hizo la seña correspondiente de anular el penal y derivó la jugada en un pique para darle continuidad al juego que había arrancado ya con polémica.

La decisión de Echavarría y del VAR fue acertada: la mano del jugador de Huracán estaba posicionada de manera natural y el balón es el que busca el contacto finalmente. El artículo 12 del reglamento de la IFAB (International Football Association Board) indica que “no todos los contactos del balón con la mano o el brazo constituyen infracción” y se cometerá infracción cuando se toque “toque el balón con la mano o el brazo cuando la mano o el brazo se posicionen de manera antinatural y consigan que el cuerpo ocupe más espacio”.

“Se considerará que un jugador ha conseguido que su cuerpo ocupe más espacio de manera antinatural cuando la posición de su mano o brazo no sea consecuencia del movimiento de su cuerpo en esa acción concreta o no se pueda justificar por dicho movimiento. Al colocar su mano o brazo en dicha posición, el jugador se arriesga a que el balón golpee esa parte de su cuerpo y esto suponga una infracción”, indica el reglamento.

Inicialmente había sido un error del árbitro de campo al cobrar el penal, quien se apresuró al evaluar esa infracción. La pelota busca una mano que se posiciona en forma natural producto del movimiento corporal, por lo que no se la debe conceptualizar como infracción.

No fue la única jugada que tuvo a Echavarría como protagonista. A los 7 minutos del complemento, el juez sancionó una falta en la puerta del área y decidió mostrarle la segunda tarjeta amarilla –y expulsarlo lógicamente– al defensor del Ciclón Gastón Hernández tras cruzar a Walter Mazzantti.

Pero todavía faltaba una escena más en la tarde clásica. Y tal vez la jugada que más controversias generó, no por la decisión sino por el enojo que se desató desde la visita. Se jugaba el quinto minuto de los nueve que adicionó inicialmente Echavarría en el segundo tiempo cuando un sinfín de dudas en el área de Huracán derivó en una imprudente falta de Franco Alfonso sobre Gastón Ramírez en el área que el juez no dudó.

Adam Bareiro se hizo cargo de esa pena máxima, que el VAR convalidó. Marcó el empate y generó un tumulto entre los futbolistas que significó la roja a Ignacio Pussetto en la visita. Es cierto que la falta existe en este penal: es una disputa imprudente.

Sin embargo, hay una falta previa sobre Lucas Carrizo que debió pitar y darle una salida a Huracán. El VAR debió invitar al árbitro a revisar la acción para que luego decida: la sujeción existe, lo toma del cuello y lo hace caer.

“Fue una jugada dudosa. Para mí es foul a Tobio. Fue una jugada desafortunada, pero tendría que haber cobrado foul antes”, afirmó el arquero de Huracán Lucas Chaves. ¿El detalle? El partido se extendió en el segundo tiempo hasta los 58 minutos, por lo que se disputaron 13 minutos de adición.

Con este empate, Huracán queda complicado en la lucha por no descender. El Globo suma 38 puntos en la Tabla Anual que definirá uno de los descensos a la Primera B Nacional y está apenas dos unidades por encima de Gimnasia, que tiene 36 y hoy está último. Sin embargo, el Lobo enfrentará a Estudiantes el domingo en el clásico de la ciudad por lo que podría salir de esa zona.

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