España ha llegado al tramo decisivo de este Eurobasket femenino en un momento prácticamente impecable. A través de una solidez defensiva magistral, las chicas de Miguel Méndez han ido de menos a más en el torneo para alcanzar la final de este domingo en posición de luchar por su quinto oro europeo. Hungría fue la nueva víctima de un equipo nacional que arrasó por momentos, sufrió en un tercer cuarto donde faltó mayor acierto y apretó los dientes para subsistir a la hora de la verdad y esperar ya a Bélgica o Francia en el duelo por el título continental (69-60).
Tras un arranque igualado, el baloncesto imperante fue el español gracias a una de las mejores jugadoras de su historia: Alba Torrens. Ella señaló el camino a sus compañeras con otra actuación para agrandar aún más su leyenda: 18 puntos, 2 rebotes, 2 asistencias, 75% en tiros y 18 de valoración en 12 minutos de juego durante la primera parte; 27 puntos y 9/13 en el tiro más 3 rebotes y 4 asistencias para 27 de valoración al bocinazo. El ataque fue cosa suya en el global del encuentro, con una exhibición más calmada pero igual de determinante en la segunda mitad.
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Sin embargo, la mejor baza española estaba atrás. Las pérdidas húngaras se acumularon precisamente por la presión defensiva de las integrantes de La Familia, otra vez poseedora de un juego interior temible. La intimidación de las rivales en esa posición se disipó demasiado pronto gracias a un día más en la oficina de Laura Gil y, sobre todo, Paula Ginzo, una de las sorpresas más positivas de este Eurobasket.
Tampoco bajó el nivel una Maite Cazorla siempre decidida a aportar puntos y dirección de juego en los momentos más acuciantes. A la par que una defensa tan o más crucial. El trío Torrens-Ginzo-Cazorla fue demasiado para Hungría, que aun así obligó a España a no dormirse en los laureles tras el descanso.
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España contiene la reacción húngara
Cuando el camino parecía totalmente carente de minas, Hungría reapareció en el partido. Su primer aviso llegó en el tercer cuarto, provocando una fluidez ofensiva mucho menor de España y apretando el marcador a golpe de triple. “Cometemos un error y ya nos olvidamos”, pedía Méndez a las suyas. Ya en pleno último cuarto, a pesar de que el mal momento español había quedado archivado, se colocaron a tan sólo tres puntos en varias ocasiones.
Studer lideró a las suyas, bien secundada por compañeras como Kiss y Kanyasi. La aportación en la zona se limitó a la que dejó Goree en los primeros minutos, sin demasiadas noticias de la gigante Hatar (2,08). Pero España estaba decidida a llegar al último partido del campeonato, sin miedo alguno al inoportuno arreón de las magiares: Cazorla y Torrens, otra vez, supieron resolver cuando el balón más quemaba y Raquel Carrera tuvo un final de encuentro inmejorable.
El trayecto en este Europeo puede quedar resuelto con la calificación más alta en Liubliana en tan sólo unas horas: ya nadie se acuerda, las chicas han hecho muchos méritos para ello, del debut infame en Tel Aviv.
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