Existe una inercia en el déficit del sector público que difícilmente pueda ser contenida inmediatamente y, con acceso restringido al financiamiento, condicionará la política monetaria (Reuters)
Existe una inercia en el déficit del sector público que difícilmente pueda ser contenida inmediatamente y, con acceso restringido al financiamiento, condicionará la política monetaria (Reuters) (AGUSTIN MARCARIAN/)

En el cortísimo plazo la Argentina se enfrenta ante un panorama de alta y creciente inflación. No sólo porque en términos anualizados los precios venían navegando a una tasa cercana al 300% sino porque había una serie de precios artificialmente anclados (especialmente el dólar oficial, hasta esta semana), que promete acicatear esta dinámica. En ese marco, el sinceramiento de precios que está en proceso elevará el nivel de pobreza bastante por encima del ya insoportable 40,1% que midió el Indec para el primer semestre.

El plan “motosierra” es de shock e intenta atacar de manera contundente al déficit del sector público inercial. Por ahora con acceso restringido al financiamiento, la promesa de un resultado fiscal equilibrado parece ser el principal ancla para la volátil nominalidad de la Argentina. En cualquier caso, aun suponiendo un éxito total y veloz en el ajuste, los resultados en la caja no serán inmediatos.

El soporte electoral reciente les da sostén a las decisiones de recorte de gastos en el sector público, pero la situación social le impone un límite. Con la inflación lanzada en carrera luego del desenlace electoral y potenciada por la devaluación instantánea del peso superior al 50% -salto cambiario del oficial de más de 100%- la presión sobre el precio de los alimentos debería ser atendida.

Deudas hay de todo tipo y color, del Tesoro, del BCRA, comerciales. Y esencialmente deudas indexadas o dolarizadas. Los vencimientos del Tesoro no son particularmente extravagantes durante el primer cuatrimestre del 2024, aunque sí muy importantes con relación a la capacidad de su generación de caja. Los instrumentos de deuda del Banco Central son parte medular del problema, afectan la política monetaria y requieren de un especialista en situaciones de emergencia para su desactivación.

Aun suponiendo un éxito total y veloz en el ajuste, los resultados en la caja no serán inmediatos

La sintonía ultrafina que se requiere para desactivar el artefacto explosivo de altísima complejidad (la macro de corto término), requiere de profesionales que conozcan al detalle los resortes del Estado y que gestionen los ánimos y expectativas de los jugadores del mercado financiero, y asimismo de agentes que sepan negociar hábilmente con sindicatos, sectores sociales y empresarios.

La historia profesional del presidente Javier Milei y sus habilidades parecen encajar más en una visión estratégica y académica que las específicamente necesarias para este contexto. Sin embargo, y esto es muy bueno, se estaría rodeando de expertos que arrojan halos de esperanza.

Quizás la primera pequeña muestra de éxito en el camino hacia la normalización de la economía sea que aún con una brutal devaluación, la brecha cambiaria se reduzca notablemente.

Quizás la primera pequeña muestra de éxito en el camino hacia la normalización de la economía sea que aún con una brutal devaluación, la brecha cambiaria se reduzca notablemente (EFE)
Quizás la primera pequeña muestra de éxito en el camino hacia la normalización de la economía sea que aún con una brutal devaluación, la brecha cambiaria se reduzca notablemente (EFE)
(Juan Ignacio RONCORONI/)

Los próximos cuatro meses serán un período en el cual tendrá que haber esencialmente pericia, aprovechando la luna de miel que disfrutan los presidentes cuando inician su mandato. Se necesitará machacar sobre la expresión manifiesta que el punto de partida es dramático y que requiere un esfuerzo compartido de parte de toda la sociedad.

Es esencial que los argentinos puedan priorizar la importancia de ir juntos hacia ese nuevo faro de posibilidad más allá de sus banderas políticas. También es central implementar políticas compensatorias (quizás algo de heterodoxia en los instrumentos y en la negociación) para asegurarse que el peso del ajuste sea equilibrado, y los niveles sociales con más dificultades para capear la tormenta en ciernes tengan más herramientas.

Claridad sobre lo que hay que hacer

Uno puede estar de acuerdo o no con las definiciones de política económica del Presidente, pero es evidente que no hubo un presidente en los últimos cuarenta años con tanta claridad sobre qué es lo que hay que hacer en el terreno económico. Los lineamientos de largo aliento, la economía que imagina el mandatario electo, son precisos. Habrá matices sobre el nivel de profundidad y de velocidad pretendido, pero la dirección, correcta o incorrecta, es unívoca. Y ese es todo un activo.

Toda crisis trae cambios y transformaciones estructurales. Abrazar la innovación es el antídoto de posibilidad que nuestro país necesita. Pasadas las penumbras anunciadas para los próximos meses hay buenas señales. El comercio exterior vía acrecentamiento en las exportaciones del agro, más el desempeño del sector energético y el litio generará dólares por 3,5 puntos del PBI.

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En la medida que la acción de corto plazo genere un sendero de normalización cambiaria, y con un peso que terminaría devaluado por un tiempo, la cuenta corriente y la cuenta capital podrían arrojar algún indicio positivo más.

Pasadas las penumbras anunciadas para los próximos meses hay buenas señales

La sola existencia de una idea de un plan de estabilización razonable, con una mirada que escape a las urgencias políticas genera un cambio notable en las expectativas y en la confianza. Desde el balotaje hasta esta última semana el riesgo país se contrajo en un 14%. El valor de los activos argentinos también es una evidencia fuerte del cambio de tendencia.

El puente

La acumulación persistente de desequilibrios, la procrastinación de las soluciones a los inconvenientes por objetivos meramente electorales no genera más que un problema cada vez más grande. Esa es la situación de la Argentina de hoy que, a trazo grueso y desembarazándonos de definiciones técnicas, tiene entre sus manos una bomba a punto de estallar y transita un ciclo larguísimo de estanflación (van a ser 13 años sin crecer y con una inflación galopante).

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Se trata de crear un puente entre la complejidad actual y el futuro potencial:

¿Qué estrategias podrían ayudar a conectar los desequilibrios críticos de corto plazo con un panorama potencialmente más prometedor en el mediano y largo plazo?

¿Cómo congeniar la angustia de las necesidades de dólares actual y en breve con la potencial (recemos) futura holgura de dólares del comercio exterior (agro más energía más litio) y eventualmente de la cuenta de capital?

¿Cómo atender las necesidades extremas inmediatas (pobreza e indigencia en pendiente alcista) para alcanzar cierta mejora (también oremos) en el mediano plazo?

¿Cómo abordar estos desafíos desde la visión estratégica y el liderazgo efectivo?

El desafío del nuevo gobierno es generar un puente entre la situación de altísima complejidad y costosa resolución de corto plazo (desequilibrios monstruosos) y la de agudísima gravedad, en un contexto potencialmente más benévolo, en el mediano y largo horizonte (economía incapaz de crecer y de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos).

La resolución de las tensiones extremas actuales es fundamental para dar sentido y propósito a los planes futuros dándoles dirección a los impulsos colectivos.

El éxito de un plan de largo alcance se apoya en solucionar las tensiones extremas de hoy. Por otro lado, el plan a largo plazo le da sentido, le proporciona el “para-qué”, al esfuerzo que están por realizar los argentinos.

Es necesario avanzar afrontando los desafíos que impone el sendero angosto

Enfrentar este desafío no es fácil, pero como cita una sabia frase jasídica “El mundo entero es un estrecho puente; lo más importante es no tener miedo”. Es necesario avanzar afrontando los desafíos que impone el sendero angosto: ¿Cómo pueden los nuevos líderes y la sociedad en general superar el temor inherente a enfrentar desafíos complejos y mantener la determinación para avanzar hacia soluciones efectivas y duraderas?

El éxito de Argentina radica en abordar las necesidades inmediatas mientras se vislumbra un futuro prometedor. Al unir voluntades, dejando de lado diferencias políticas y enfocándose en soluciones efectivas, se allana el camino para un crecimiento sostenible y una mejor calidad de vida para todos.

Los autores son directores de VDC Consultora

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