Luis Caputo y Nicolás Posse se reunieron con Gita Gopinath, subdirectora gerente del FMI portada
Comenzaron las reuniones técnicas para destrabar un desembolso clave para la Argentina.

Las autoridades del Banco Central recibieron ayer a los enviados del FMI, Luis Cubbedu y Ashvin Ahuja, para dar el puntapié inicial a la negociación con el Fondo Monetario en pos de garantizar el pago de la deuda con el organismo. Ése es, en rigor, el objetivo más modesto del ministro de Economía, Luis Caputo. En sus conversaciones privadas con banqueros y economistas, el ministro siempre aseguró que el requerimiento de más fondos no está sobre la mesa aunque también dejó la puerta abierta a esa posibilidad. “Si viene, mucho mejor”.

Pero no fue ésa la percepción que se instaló en el mercado ayer, tras la postergación del encuentro entre los funcionarios del FMI y el titular del Palacio de Hacienda. Por el contrario, tras conocerse el decreto por el que el Tesoro le colocó una letra intransferible al Banco Central por USD 3.200 millones para pagar deuda, se instaló la noción de que cualquier esperanza de fondos frescos es una mera expresión de deseos,

Sin embargo, aun sin lograr que el FMI aporte nuevo financiamiento, el Gobierno apunta a asegurarse no sólo el desembolso para cubrir el vencimiento de este mes con el propio organismo sino también el recupero de los fondos correspondientes a los vencimientos pagados tanto por el gobierno anterior como por el actual. A fines de octubre, el ex ministro de Economía, Sergio Massa, hizo frente a un pago agendado con el FMI por USD 2.587 millones, para lo que usó un remanente de DEG (la moneda del FMI) del desembolso anterior y el saldo restante con “dólares propios” del Central. El mes pasado, en tanto, Caputo pagó USD 960 millones al organismo con un crédito de la Corporación Andina de Fomento (CAF). En el marco de un nuevo entendimiento, el FMI debería no solo reintegrar los fondos para cancelar ese crédito puente con la CAF sino también el saldo del pago anterior. A eso, claro, se le debería sumar el desembolso pendiente por el incumplimiento de las metas del acuerdo de noviembre.

El presidente del Banco CEntral , Santiago Bausili, fue el primero en sentarse a negociar con el FMI. (Nicolás Stulberg)
El presidente del Banco CEntral , Santiago Bausili, fue el primero en sentarse a negociar con el FMI. (Nicolás Stulberg)

Para saldar esos desvíos, el Gobierno solicitaría una serie de “waivers” y, en la práctica, buscará revivir el programa con nuevas metas y condiciones, En ese contexto es que, si bien no habría posibilidades de fondos frescos al menos hasta el segundo semestre, no se descarta que el Fondo le conceda a Caputo algo que le negó el año pasado a Massa: el adelantamiento de los desembolsos del año, con el fin de generar un colchón de reservas para transitar los duros meses por venir hasta abril.

Las tratativas iniciadas formalmente ayer con el titular del Central, Santiago Bausili, continuarán durante el fin de semana y se prevé que, ya con marco de acuerdo más avanzado, Cubbedu, actual subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del organismo, Ahuja, el jefe de la misión argentina, se encuentren con Caputo y el jefe de Gabinete, Nicolás Posse.

Todos corren contrarreloj. El pago agendado para enero por USD 1.900 millones se postergó hasta fin de mes pero esa dilación permite ganar apenas algunas semanas. Las mínimas indispensables no sólo para alcanzar un entendimiento entre las partes, que se asume estará disponible más temprano que tarde, al menos en su versión de mínima. Es decir, un acuerdo por el cual se calzan pagos con desembolsos, ad referendum del cumplimiento de metas, tal como funcionó hasta el año pasado. A partir de ahí, la burocracia del organismo maneja sus tiempos, si bien en circunstancias excepcionales pueden acelerarse. También dilatarse.

En cualquier caso, entre el acuerdo a nivel técnico, conocido como staff level agreement, y la aprobación final por parte del directorio del organismo suelen transcurrir al menos dos semanas, a veces tres. Eso deja al Gobierno con escaso margen y una gran motivación para evitar dilaciones en la negociación, que transita por estas horas la etapa más compleja de definiciones técnicas.

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