REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File Photo
REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File Photo (DADO RUVIC/)

ExxonMobil, la mayor petrolera de EEUU, anunció ayer la compra de la petrolera Pioneer en USD 59.500 millones, en lo que analistas del sector energético creen que puede ser el primer paso de una nueva fase de consolidación en el sector.

Los consejos de administración de ambas compañías aprobaron por unanimidad la transacción, la más grande de ExxonMobil desde 1998, cuando la entonces Exxon compró a Mobil en USD 81.000 millones para transformarse en la actual compañía, cuya capitalización de mercado es de USD 421.000 millones y en los últimos 12 meses registró ganancias por poco más de USD 72.000 millones.

Se espera que la operación se complete formalmente en el primer semestre de 2024, una vez que tenga el visto bueno de las autoridades regulatorias y sea aprobada por los accionistas de Pioneer, algo que se descuenta pues la transacción cotizó a las acciones de la empresa en 253 dólares, un “premium” cercano al 10% respecto al precio promedio de la acción durante los últimos 30 días.

El valor total de la operación, incluida la absorción de la deuda neta, es de USD 64.500 millones.

Se trata de la mayor operación de ExxonMobil desde que su actual CEO, Darren Wood, asumió al frente de la compañía en 2017. Wood resistió presiones para que, al igual que las petroleras europeas, ExxonMobil se vuelque la compañía hacia el sector de energías no renovables.

La nueva adquisición daría a ExxonMobil unas reservas totales de petróleo y gas iguales a unos 16.000 millones de barriles de petróleo equivalente, convirtiéndola en actor clave de la “seguridad energética” de EEUU

La compañía llegó a perder USD 22.000 millones durante la pandemia, pero la estrategia de Wood fue reivindicada con las espectaculares ganancias de los últimos años, que le permitieron apartar USD 30.000 millones para posibles adquisiciones. En julio pasado, compró Denbury, una pequeña petrolera dueña de una red de ductos y de almacenamiento subterráneo de dióxido de carbono, clave para mejorar su perfil de productor de hidrocarburos “de bajas emisiones”.

Con la nueva adquisición, ExxonMobil duplica sus reservas y capacidad de producción en la Cuenca Permian y se asegura al menos diez años de producción de gas y petróleo a bajo costo; cerca de USD 10,50 por barril contra un precio del petróleo de cerca de USD 100 por barril en los mercados internacionales.

Con la sola adquisición de Pioneer, ExxonMobil llevará su producción en la cuenca Permian a 1,3 millones de barriles por día, más del doble del actual nivel de producción petrolera de la Argentina. De hecho, la cuenca Permian produce unos 5,8 millones de barriles por día, unas 7 veces la producción petrolera argentina, y explica a su vez casi 45% de la producción petrolera de EEUU.

La nueva adquisición daría a ExxonMobil unas reservas totales de petróleo y gas iguales a unos 16.000 millones de barriles de petróleo equivalente, convirtiéndola en actor clave de la “seguridad energética” de EEUU, debido a sus fuertes recursos de capital, su tecnología de punta y su alta eficiencia operativa.

Imperio privado

Rex Tillerson, exCEO de ExxonMobil, con Donald Trump, cuando asumió como secretario de Estado de EEUU
Rex Tillerson, exCEO de ExxonMobil, con Donald Trump, cuando asumió como secretario de Estado de EEUU (REUTERS/)

ExxonMobil es considerado un “Imperio Privado”, el título de una libro del periodista de investigación Steve Coll, que narra la historia de la compañía, la mayor de EEUU y de las surgidas tras la división de la vieja Standard Oil a raíz de la aplicación de la ley antitrust, conocida como “Sherman Act”.

La fama de algunos de sus CEOs, como Raymond Lee, es legendaria. Y su sucesor Rex Tillerson, a quién apodaban T.Rex, fue el primer secretario de Estado durante el gobierno de Donald Trump.

El 3 de diciembre de 1973, Victor Samuelson, Gerente General de la Refinería Esso, en Campana, Argentina, subsidiaria de Exxon) fue secuestrado por miembros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), que amenazó con ejecutarlo y obtuvo al cabo de una negociación un “rescate” de USD 14,2 millones de entonces.

El más costoso contratiempo en la historia de la compañía fue el desastre ambiental provocado por el derrame de petróleo del buque Exxon Valdez, frente a las costas de Alaska, en 1989, por lo que debió pagar los costos de la limpieza en sí e indemnizaciones por el equivalente a USD 5.000 millones de entonces.

A raíz de ese accidente, además, al año siguiente, en 1990, se sancionó una nueva ley ambiental, la Oil Pollution Act, que rige actualmente en EEUU.

Hacer Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.