bono de 400 años
El bono de la deuda más viejo del mundo cumple 400 años y no entró en default: cómo se emitió y cuánto paga
Ancient origins

Un bono de la deuda que está a punto de cumplir 400 años fu exhibido ayer por la Bolsa de Nueva York. Se trata del título “Hoogheemraadschap Lekdijk Bovendams (NLD)”, que se emitió en 1624 para financiar las reparaciones de las defensas contra inundaciones en el río Lek, al sur de Utrecht.

Según el Financial Times y la web de récord de Guiness, por este bono “el titular tiene derecho a un pago anual de intereses del 2,5% del principal (que era de 1.200 florines neerlandeses)”

En 2018, como consecuencia de “los efectos de 394 años de inflación y cambios de divisa, el bono sólo paga unos 15 euros (16 dólares) al año”.

“Cuando una empresa emite un bono, está vendiendo una muestra de su endeudamiento al comprador (o tenedor) del bono. El comprador puede conservarlo, cobrando los reembolsos y los intereses, o puede venderlo a otra persona (que recibirá entonces los pagos). Los bonos son instrumentos financieros negociables que pueden revenderse un número ilimitado de veces”, se explicó.

“La mayoría de los bonos tienen una fecha de vencimiento, en la que el emisor tiene que pagar el principal (el valor original del bono). El bono de 1624, sin embargo, es lo que se conoce como un bono perpetuo; da derecho al tenedor a pagos de intereses cada año, que sólo terminan si el emisor incumple sus deudas”, se precisó.

Aunque “la Hoogheemraadschap (Junta de Aguas) Lekdijk Bovendams ya no existe, sus activos y pasivos (incluidos los especificados en el bono de 1624) se traspasaron a sus organizaciones sucesoras, y hoy los gestiona la Hoogheemraadschap De Stichtse Rijnlanden (creada en 1994), responsable de las defensas contra inundaciones en los alrededores de Utrecht (incluidos los diques del Lek)”.

Según se explicó, “el comprador original del bono fue una mujer holandesa llamada Ellsjen Jorisdochter. El bono se transmitió de generación en generación. En 1938, uno de los descendientes de Jorisdochter presentó el bono a la Bolsa de Nueva York, que todavía lo posee”.

En el Financial Times se destacó que “en primer lugar, cerca de un tercio de los Países Bajos está por debajo del nivel del mar y, en segundo lugar, es posiblemente el país pionero del capitalismo y las finanzas modernas”.

“Para mantener la serie de diques y barreras de agua necesarios para evitar las constantes inundaciones, los potentados locales, agricultores, clérigos y comerciantes crearon una serie de juntas regionales de aguas llamadas Hoogheemraadschap, o “autoridad de aguas altas”. Los Países Bajos iban muy por delante del resto de Europa en cuestiones financieras, así que muchas juntas emitieron bonos para pagar su construcción y reparación”.

“La Hoogheemraadschap Lekdijk Bovendams -que, como su nombre indica, era responsable de un tramo de 32 kilómetros del río Lek, un brazo del Rin- pidió prestados 1.000 florines carolus a un empresario local llamado Niclaes de Meijer”.

“A cambio del dinero para construir unas gradas, se le prometió a él (o al portador del bono de piel de cabra) un tipo de interés anual del 5% en dos pagos semestrales de 50 florines el 15 de noviembre y el 15 de mayo, hasta el fin de los días”, se explicó.

“El profesor de finanzas de Yale Geert Rouwenhorst lo adquirió en nombre del Centro Internacional de Finanzas de la universidad por 24.000 euros en 2002, lo que significa que su rendimiento anual actual es de aproximadamente el 0,05%. Eso puede parecer bastante insignificante, hasta que se recuerda que es más que el rendimiento negativo de muchos otros bonos europeos de alta calificación durante gran parte de la última década”, indicaron. “Periódicamente, Yale ha enviado un emisario para cobrar los intereses devengados y mantener el bono vivo”, concluyó Robin Wigglesworth.

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