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Sergio Massa y Javier Milei, los dos candidatos que competirán en el balotaje

Las elecciones del último domingo parecen haber dejado los temas económicos agazapados detrás de una escena política que con crudeza, sorpresa y una dinámica que no da respiro encaran un balotaje que por ahora parece impredecible.

Las pocas semanas que nos separan de saber con certeza quién nos gobernará a partir del 10 de diciembre parece que serán eternas. El Gobierno intentará que la inflación y el tipo de cambio se mantengan en los niveles actuales. El equipo económico sabe perfectamente que estos elevados niveles de inflación y un dólar sin control son variables que en estos niveles la sociedad ya los ha aceptado como normales.

Las amenazas en materia de precios son de las más variadas. El aumento registrado esta semana del 20% promedio en el precio de la carne (que pronto se sentirá en los mostradores de las carnicerías) será un duro golpe en la medición de inflación de octubre, dato éste que conoceremos días antes del balotaje.

Las pocas semanas que nos separan de saber con certeza quién nos gobernará a partir del 10 de diciembre parece que serán eternas

El esquema de “Precios Justos” parece que sobrevive a su propio fracaso. Sin demasiado detalle y con las empresas involucradas en absoluto desconcierto el gobierno ha extendido el programa de precios controlados hasta el 31 de diciembre próximo. Los productos que están en el acuerdo se ajustarán un 5% mensual de aquí a fin de año, un ajuste que parece ridículo ante un índice de inflación que ya se siente cómodo en las dos cifras mensuales. Esta propuesta data del año 2014 donde nacían los “Precios cuidados”: desde aquel tiempo a hoy la inflación acumulada ha sido del 5.250%. Las muestras de la inutilidad del control de precios parecen estar a la vista. Más aún, la escases que se ve en las góndolas son una foto que se repite cada día con más contundencia.

El precio de los combustibles parece ser la variable que puede darle un nuevo susto al equipo económico. El atraso en el precio de los combustibles (que las petroleras estiman en un 40%) ponen presión al gobierno y la falta del mismo en los surtidores también parece ser una realidad que comienza a repetirse. Cada peso de incremento en el precio de los combustibles impacta directamente en el índice de precios y quienes lo comercializan pretenden que el ajuste sea de al menos un 10% antes de las elecciones. Aún resta ver si la política puede imponerse a la realidad.

Precios justos
Precios Justos

El dólar parece haber entrado en un período de tensa calma. El récord en el valor del billete verde llegó –al menos por ahora– a su pico en los momentos previos a las últimas elecciones y a partir de allí ha cedido hasta lo que parece ser su nuevo piso. En un desorden monetario tal como el que atraviesa la Argentina, la tranquilidad en la cotización del tipo de cambio libre siempre anuncia una gran tormenta: veremos si esta ocurre antes o después del 19 de noviembre próximo.

Además el tipo de cambio oficial atrasado –que según las propias promesas del equipo económico no tendrá variaciones al menos hasta el 15 de noviembre– y el flamante “dólar exportador” que intentará recolectar los pocos dólares que aún quedan por liquidarse en la economía local parecen ser la combinación perfecta para que con algo de pericia el desborde cambiario pueda contenerse hasta que termine el calendario electoral. Con las Leliq que no paran de crecer, una tasa de interés insostenible en el tiempo, la deuda con los importadores que ya supera la que el país tiene con el FMI y un rechazo generalizado por el peso parecen ser cuestiones que pasarán factura, aunque no sabemos si esto ocurrirá antes o después del balotaje. La situación es crítica pero la mecha aún parece tener algo de margen.

El precio de los combustibles parece ser la variable que puede darle un nuevo susto al equipo económico

Todo indica que los días que restan hasta la próxima posta electoral estarán signados por la expectativa en lo que pueda suceder y una tensa y peligrosa calma. Sin embargo, la enormidad de problemas urgentes, importantes y determinantes que envuelven a la realidad económica argentina no parecen estar en la agenda del gobierno, a pesar de que los mismos pueden derivar en una crisis con consecuencias mucho más graves y profundas de las que hoy estamos atravesando a causa de la negligencia de la política gobernante. El afrontar cada uno de los inconvenientes de la economía argentina no resulta ser una opción, sino más bien una cuenta que deberemos saldar sin tener el claro todavía cuando será el momento de hacerlo.

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