Fotografía de archivo que compara billetes de pesos argentinos con un billete de 100 dolares estadounidenses. EFE/ Juan Ignacio Roncoroni
Fotografía de archivo que compara billetes de pesos argentinos con un billete de 100 dolares estadounidenses. EFE/ Juan Ignacio Roncoroni
(Juan Ignacio RONCORONI/)

El salto del dólar libre, que ayer anotó un avance de $65 y barrió con la barrera psicológica de los $1000 (cerró en $1010) impuso una nueva realidad en el devenir de la economía cotidiana: empresas que no quieren vender, clientes que buscan anticipar la mayor cantidad de compras posibles y consumidores que entran a buscar productos a los negocios y se van con las manos vacías porque “no hay precio” para aquello que se quieren llevar.

No es la primera vez que se ve esta foto en el último año pero, con un nivel de inflación mensual de dos dígitos y una suba del dólar a la que ningún analista del mercado se anima a ponerle techo en plena campaña electoral, sí se advierte que puede ser la más extendida y profunda. Puede sonar poco, pero una semana y media hasta las elecciones con una economía en suspenso sólo puede empeorar el panorama.

Pero lo cierto es que la cautela y el cálculo mandan, nadie quiere quedar descalzado ni arriesgar una operación en la que termine perdiendo patrimonio. En esa vorágine, la consigna es deshacerse de “pesos viejos”, tal como definió ante Infobae un ejecutivo de una gran empresa productora de bienes de primera necesidad.

Aunque toda la industria de consumo masivo está todavía mayormente asentadas sobre el dólar oficial, en las compañías no le quitan el ojo al blue, cuya dinámica les provoca “honda preocupación” en función de lo que parece anticipar. “No sabemos cuándo ni cómo se va a dar pero estamos preparados para un ajuste que es cada vez más claro va a ser de una gran magnitud”, aseguró el ejecutivo quien destacó que por ahora los volúmenes de entrega previstos se están cumpliendo aunque, del otro lado, la demanda de la cadena de comercialización se disparó. “Los clientes nos piden mucho más de lo acordado, por razones obvias. Hay una desesperación por hacer el mejor negocio posible con pesos viejos”, relató.

gondolas vacias - Precios Cuidados - supermercados
(Maximiliano Luna)

Por ahora, al menos, el desabastecimiento no parece ser una amenaza concreta pero la cadena de proveedores en todos los sectores empieza a resentirse. Algunos prefieren incumplir las entregas pactadas y otros hacen una última entrega y suspenden “hasta nuevo aviso”. En el sector de la construcción, uno de los más sensibles a los vaivenes del billete y con más rápidos reflejos, la parálisis es una realidad. Distribuidores, corralones y comercios minoristas anuncian que frenan operaciones incluso hasta después de las elecciones mientras que la escena se repite en la mayoría de los sectores que comercializan bienes durables. “Todo lo que está relacionado a la siderurgia y corralones hoy frenaron”, aseguró una fuente del sector, quien adujo falta de la nueva lista de precios. Traducción: el mercado se prepara para nuevos incrementos aun cuando el dólar oficial no se haya movido. Ni pesos ni precios viejos.

“Creo que no hay nadie que no estuviera listo para esto que estamos viendo. Va a haber algún ajuste de precios, relacionado al dólar informal, va a haber seguramente empresas que no van a ofertar, sin precios de referencia por un tiempo y eso va a impactar el precio de actividad”, enumeró Sebastián Menescaldi, director de la consultora EcoGo. “Todos tienen miedo a vender mal. Viene un parate, el punto es hasta cuándo”, advirtió.

Venta autos agosto

En el sector automotriz, la reacción también fue inmediata. Las ventas en las concesionarias se paralizaron en los últimos días y, si bien las terminales no aplicaron ajustes oficiales a sus listas de precios, para colocar las unidades ya se exigía un precio entre 10% y 20% por encima de lo que se cerraba hace una semana. En términos generales, sin embargo, la opción preferida fue, otra vez, no vender y esperar.

Detrás de ese panorama, persiste el problema recurrente y cada vez más acuciante de la falta de divisas. Menescaldi puso el foco en un tema urticante, particularmente para el Gobierno: el bajísimo nivel de liquidación, que obligó ayer al Banco Central a una venta de más de USD 200 millones, hace cada vez más insostenible la cotización oficial del dólar a $350, lo que lleva al mercado a dar por descontado una devaluación post elecciones.

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