Foto de archivo: una persona camina frente a la entrada del edificio del Banco Central de la República Argentina (BCRA) en el centro financiero de Buenos Aires, Argentina. 16 sept, 2020.  REUTERS/Agustin Marcarian/File Photo
Foto de archivo: una persona camina frente a la entrada del edificio del Banco Central de la República Argentina (BCRA) en el centro financiero de Buenos Aires, Argentina. 16 sept, 2020. REUTERS/Agustin Marcarian/File Photo (AGUSTIN MARCARIAN/)

(Bloomberg) – El Banco Central acumula un potencial pasivo que empieza a preocupar al mercado. Son los puts que entrega en cada licitación de deuda para hacer más atractivos los bonos del Tesoro y que, según estimaciones, ya alcanzaron un stock que duplica el total del dinero en circulación en el país y supera la base monetaria.

Los puts son un “seguro” que entrega el BCRA a los bancos para tentarlos a que compren bonos del Tesoro nacional en cada licitación. Mediante este instrumento, el organismo asume el compromiso de recomprar los bonos vendidos en el caso de una caída de los precios de mercado.

Hasta hoy, el stock de puts emitidos por el BCRA ya alcanzó los 16,3 billones de pesos (USD 19.500 millones), según una estimación del broker local PPI. Más de 11 billones de pesos de estos puts fueron colocados durante la gestión del actual ministro de Economía, Luis Caputo.

La novedad del crecimiento en la cantidad de puts empezó a esparcirse en las últimas semanas en reportes de consultoras y en comentarios de redes sociales, por el temor que genera el potencial expansivo en la cantidad de dinero, en una economía con una inflación del 250% anual.

“Un evento de venta de bonos obligaría al Banco Central a emitir, inundando la calle de pesos y aumentando la presión dolarizadora”, dijo Juan Manuel Truffa, socio y director en la consultora local Outlier.

Las oficinas de prensa del Ministerio de Economía y el Banco Central no respondieron a una consulta para comentar sobre esta nota.

El secreto del éxito

El otorgamiento de los puts es uno de los factores detrás del éxito de cada licitación de Caputo. Los inversores compran los títulos solo si están respaldados con el compromiso del Banco Central de responder por ellos en el caso de una venta masiva de bonos. El mecanismo, impulsado por el Gobierno de Alberto Fernández en 2022, le permitió a Caputo alcanzar niveles históricos de rollover de deuda de hasta 2.965%.

El secreto: las licitaciones están hoy prácticamente acaparadas por los bancos, que son los únicos jugadores del mercado que pueden comprar bonos con puts. La participación de estos en las subastas se amplió al 77% en el Gobierno del presidente Milei, frente al 50% del Gobierno anterior, según datos del agente local PPI.

En medio de la mayor preocupación que muestra el mercado, Caputo decidió limitar este lunes el uso de los puts a solo uno de los instrumentos de deuda ofrecidos. La decisión tuvo un efecto claro sobre el rollover, que cayó al 103%, el menor nivel de su gestión.

¿Motosierra o licuadora?

Pocos días después de ser elegido presidente, Milei dijo que habría que resolver el problema de las Leliq para evitar la hiperinflación en el país. Desde entonces, el Banco Central dejó de vender Leliq a 28 días y los pesos de los bancos migraron a Pases a un día. La base monetaria dejó de crecer, pero la cantidad de puts entregados a los bancos se multiplicó.

“Hay una cortina de humo cuando se habla del achicamiento de los pasivos del Banco Central. No se están reduciendo los pasivos, si se incluye los puts”, dice el economista del broker local PPI, Emiliano Anselmi.

Las obligaciones del BCRA con el mercado no se redujeron en términos nominales en la era Milei. La cantidad de pesos es la misma (o mayor) y solo ha cambiado el color: la suma entre pases, Leliq, base monetaria y los puts entregados a bancos (excluyendo el Bopreal, el bono para los importadores) es nominalmente más alta que en la herencia.

La reducción sólo puede considerarse en términos reales (-13% en la era Caputo), por una inflación acumulada superior al 74% en los primeros tres meses de Gobierno, o en dólares al tipo de cambio oficial, por efecto de una devaluación del 56%. Pero el stock total (incluyendo puts) aumentó de USD 37.000 millones a USD 52.500 millones si se lo mide al tipo de cambio paralelo desde el 10 de diciembre hasta hoy.

Anselmi cree, sin embargo, que el potencial expansivo que tienen monetariamente los puts “no es tan dramático en la medida en que no haya un contagio al sector privado”. Si ejercen los puts, los bancos podrían ir a otros instrumentos ofrecidos por el Banco Central. La clave estará dada por el comportamiento que muestre el sector privado en ese eventual contexto de venta masiva.

De todas maneras, el Banco Central de Milei ha empezado rápidamente a salir del agujero financiero que heredó comprando USD 9.000 millones para engrosar sus reservas de divisas, que siguen en niveles negativos en comparación con los pasivos del banco. La acumulación de reservas es un paso clave para estabilizar la moneda y la economía.

¿Se alarga o se acorta la deuda?

El put le permite al inversor acortar el plazo de la deuda que compra: el Tesoro entrega bonos que vencen en 2026 o 2027, pero los bancos pueden volver a venderlos al Banco Central solo un día después.

“La duración de los pasivos en pesos del Gobierno es mucho menor de lo que parece a simple vista”, dijo Diego Chameides, economista jefe del Banco Galicia en Buenos Aires. “Los puts significan que la deuda a largo plazo emitida por el Gobierno puede venderse en un día”, explicó.

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