Javier Milei
Javier Milei (Getty) (Tomas Cuesta/)

Apoyado en las series económicas mundiales del FMI, iniciadas en 1980, se puede dimensionar el descalabro de la Argentina. En este año 2023, el PBI por habitante apenas araña los 14.000 dólares anuales, similar al promedio mundial, la pobreza supera al 43% y la inflación anualizada excede el 300% (12,5% mensual acumulado). El ingreso por habitante, PBI/H, es inferior al de 64 de las naciones más ricas, entre los 190 países relevados.

En amplio contraste, en 1980, el ingreso por habitante triplicaba al promedio mundial, PBI/H, ocupando el lugar 23 de las naciones más ricas. Justo detrás de Italia y por encima de Nueva Zelanda, Israel, Irlanda, España. Todas estas naciones nos dejaron bien atrás. Con la excepción de EEUU y Canadá ningún país de América superaba al PBI argentino, ni siquiera Brasil y México, con poblaciones mucho mayores. El ingreso por habitante de la Argentina era el más elevado de América Latina.

La enormidad del deterioro nacional es resultado del desorden empobrecedor de las actividades impulsadas por los tres poderes del Estado, con la anuencia y respaldo de los partidos políticos, gremialistas, lobistas, la opinión pública, educación y demás factores de poder. Con el incesante e indefendible tañido de “donde hay una necesidad hay un derecho”.

La libertad de contratar con certeza avanza las satisfacciones de la población y el valor de la producción.

El postulado básico de la ciencia económica es que las personas tienen necesidades y deseos, infinitos y extremadamente diversos entre sí. Al mismo tiempo, cuentan con medios limitados para satisfacerlos. De ahí que el aumento de las satisfacciones individuales provenga de negociar con otros la mejor atención de sus aspiraciones personales. Que cada uno negocie sus habilidades y medios según le convenga. El que más medios ofrezca se queda con el bien. Nuevamente, las reglas desiguales conllevan convenios arbitrarios.

Facilidad y Transparencia de Contratar

Al ordenar los países según ingresos por habitante, advertimos una fuerte asociación. Las naciones prósperas sostienen derechos individuales, certeros, parejos, estables a través de las personas, actividades, ocasiones. Al decidir con menos trabas los individuos descubren conocimientos novedosos y ganan más. Sus gobiernos son amigables a los acuerdos privados y allanan restricciones a los negocios. La fortaleza de las organizaciones de cada país se demuestra con sus ingresos, confirma el índice de calidad institucional, ICI, estimado por la Fundación Libertad y Progreso y la Red Liberal de América Latina, REDIAL, en alianza con otras ocho fundaciones.

Descubrimos las razones de que los ingresos nacionales difieran notablemente, por obra de vallados, cepos e irregularidades normativas. La investigación iniciada por Simeon Djankov et all, 2002, y continuada por el Banco Mundial, el Indicador de Facilidad de Hacer Negocios EDBI, por sus siglas en inglés, apoya la perspectiva, ponderando 10 subíndices para cada uno de los 190 países incluidos.

1. Iniciar un emprendimiento;

2. Obtener un permiso de construcción;

3. Conectarse a la red eléctrica;

La fortaleza de las organizaciones de cada país se demuestra con sus ingresos, confirma el índice de calidad institucional

4. Registrar una propiedad;

5. Obtener un crédito,

6. Protección a inversores minoritarios;

7. Pagar impuestos;

8. Comerciar con el exterior;

9. Hacer cumplir los contratos, y

10. Resolver insolvencias.

Asimismo compila datos de las regulaciones de empleo, de contratar personal, horarios de trabajo y despidos. E indicadores de estándares para contratar trabajos de reparación de rutas, con el gobierno, según tiempos y procedimientos. Estas dos compilaciones no se incluyen en el EDBI.

Prescindiendo de medir las variables macroeconómicas tradicionales, como relación inversión/ PBI, apertura al comercio internacional, inflación, EDBI tiende a aproximar la posición en el rango del ingreso por habitante entre todas las naciones, con algunas diferencias y aciertos notables. En general, los países con PBI por habitante más elevados califican más alto y los rezagados peor. Entre los 25 países de mayor ingreso por habitante, 20 están entre los 25 con mejor puntaje EDBI. Y lo mismo rige para los de bajos ingresos.

Las transacciones más conflictivas imponen la intervención de terceros que suelen encarecer esfuerzos, dando lugar a opacidades y rentas para los funcionarios encargados. Es el costo de contener oportunismos diversos.

Los países más prósperos son más abiertos a los negocios, confirma EDBI, corroborando la relevancia de la facilidad de contratar, con una muestra de aspectos muy parciales. La conclusión es directa. Al allanar obstrucciones a las decisiones individuales, los países aumentan el valor de sus recursos.

En un primer acercamiento, contratar directamente, sin restricciones ni intermediarios, pareciera ser lo más eficaz. No obstante, las transacciones necesitan referente, garante, árbitro, para resguardo de las partes, siempre faltas de información y desguarnecidas ante abusos potenciales. El árbitro puede ser alguien elegido por las partes, como el arquitecto o director de obra en construcciones privadas. Las transacciones más conflictivas imponen la intervención de terceros que suelen encarecer esfuerzos, dando lugar a opacidades y rentas para los funcionarios encargados. Es el costo de contener oportunismos diversos. EDBI mide algunas de las trabas impuestas por regulaciones.

En esta mirada, la jurisprudencia de los jueces del derecho consuetudinario, heredado del prestigioso derecho romano y continuado en Inglaterra y colonias, constituye una ventaja valorada para la certeza de los contratos. Describe Bruno Leoni, 1961, que la justicia se asemeja a la investigación científica y al mercado libre. Disponen de numerosos jueces, una verdadera competencia que se apoya en los precedentes y colaboración entre ellos, dando certeza al sistema. Los jueces dictaminan sólo sobre los asuntos particulares que le son sometidos por las partes. En amplio contraste con las leyes del Congreso y regulaciones administrativas que rigen para todas las personas, aunque no estén en controversia. Esas leyes, regulaciones, redistribuyen patrimonios, dividiendo a la gente en favorecidas y contrariadas. Peor aún, como las leyes resultan de acuerdos conflictivos y volátiles sus efectos varían con frecuencia.

Estas consideraciones dan razón a que la mayor parte de las transacciones se conduzcan a través de las empresas privadas y mercados. Tales entidades estampan un sello de garantía que respaldan con sus patrimonios y buen nombre, a través de la competencia.

El recurso más valioso de los 23 países con mayores libertades y PBI por habitante es la capacidad de contratar sin trabas

Transparencia Internacional publica su indicador de percepción de la corrupción que abarca todos los tratos particulares diferenciados de lo regular, habitual, esperable. Según mi mirada, la aplicación de una norma diferente a un caso particular despierta sospechas. Del mismo modo que con el ICI y el EDBI, las naciones con mayor ingreso por habitante son percibidas como menos corruptas, confirmando lo dañino de las normas volátiles según ocasiones. La Corrupción – normas inciertas – entorpece los negocios y empobrece, confirman las mediciones de los ingresos nacionales.

De mantener las vallas, cepos actuales, a las decisiones particulares, la Argentina seguiría descendiendo en la escala de ingresos. Las autoridades nacionales reconocen las ventajas de reglas estables e iguales y están empeñadas en ese objetivo.

Los países más libres y competitivos consiguen una mejor calidad de vida. El recurso más valioso de los 23 países con mayores libertades y PBI por habitante es la capacidad de contratar sin trabas. Con menos del 12% de la población, generan más del 51% del PBI mundial, en 2023.

El estado de derecho es fundamental y requiere normas claras, generales y de acceso público establecidas de antemano; que la ley sea prospectiva, que permita planificar a las personas, en lugar de retroactiva, frustrando las expectativas privadas.

Felicito al gobierno del presidente Javier Milei la iniciativa de liberar las actividades, según lo promedito en la campaña.

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