20 años de kirchnerismo
Uno de los cortes de ruta de los ruralistas en 2008 (NA)

Hoy se cumplen 15 años del voto “no positivo” del entonces vicepresidente Julio Cobos, que resolvió el conflicto mas relevante de la historia moderna argentina en lo que respecta al mundo agropecuario. Infobae dialogó con los protagonistas.

Sin dudas, el conflicto de la “Resolución 125″ significó un punto de inflexión en la historia del campo argentino, pero también del país. La decisión del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, por entonces presidenta y atravesando su primer mandato allí por el 2008, de establecer un sistema de retenciones “móviles”, que podía llevar la alícuota que pagaba la soja del 35% a casi el 50%, desencadenó un enfrentamiento abierto entre su administración y el sector agropecuario en su conjunto llevando al país a una situación de crisis política que puso en vilo a gran parte de la ciudadanía.

El conflicto duró varios meses, con los productores apostados al costado de la rutas, haciendo cortes y realizando actos a la vera de los caminos, en los pueblos del interior y hasta en la misma Capital Federal. Por el otro lado, el Kirchnerismo resistía su primera gran crisis, intentando en un principio contener la conflictividad, pero adoptando una retórica agresiva con el sector al ver que la solución ya no podía encontrarse en una mesa política, sino que la misma se daría en el Congreso Nacional.

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Momento en que el vicepresidente Julio Cobos dio a conocer, en plena madrugada, su voto "no positivo" a las retenciones móviles (NA)

Pero si el conflicto fue importante e histórico, más aún fue su desenlace. Hoy se cumplen 15 del voto “no positivo” del entonces vicepresidente Julio Cobos, a quien le tocó la extraordinaria misión de desempatar en la madrugada del 17 de julio de 2018 la votación que le daba entidad de ley a la instalación de las “retenciones móviles”, plan ideado por el entonces ministro de Economía, Martín Lousteau.

Ese momento significó, por un lado, la desactivación de un conflicto que ya había escalado demasiado y que podría haber seguido esa tendencia de haber ganado la votación el oficialismo. Pero también significó la vuelta del campo como una actor político de peso, que supo organizarse a través de la creación de la Mesa de Enlace, donde las cuatro entidades tradicionales del campo (Sociedad Rural, Confederaciones Rurales, Federación Agraria y Coninagro) supieron dejar sus diferencias de lado y encarar una lucha encarnizada contra la posibilidad de afrontar una mayor presión tributaria.

¿Qué piensa el campo?

A 15 años del fin del conflicto, todavía hoy hay heridas que siguen abiertas y frescas. De hecho, la relación entre el Kirchnerismo y el campo continúa totalmente rota, con la confianza deshecha entre ambas partes. Pero más allá de eso, si bien la dirigencia agropecuaria vio ese momento como una “batalla ganada”, lo que sobrevino después no necesariamente fue lo que se buscó.

“Con la votación no positiva de Cobos vivimos el final de un proceso de cuatro meses con alivio, porque ese voto de los 36 senadores que tuvieron la valentía de votar a favor de la producción y en contra del autoritarismo y del saqueo, nos dio a todos la oportunidad de que ocurra una pacificación, porque hubo un nivel de enfrentamiento muy grande entre mucha gente del interior, no solo del campo, con sectores militantes ‘ultra K’ que estaban dispuestos a acciones fuera de los patrones normales de convivencia ciudadana”, comentó a Infobae, el entonces presidente de Federación Agraria (FAA), Eduardo Buzzi.

Para Buzzi, uno de los logros que se consiguieron después de la crisis fue que “todos los gobiernos que vinieron después tuvieron más respeto por los productores, más cuidado en cómo tomar decisiones que afectan a los productores. Eso se ganó”. No obstante, consideró que “desde la perspectiva de los pequeños y medianos productores no se logró una política diferenciada, como segmentar retenciones de modo permanente para que no se trate igual a quienes son distintos. No se logró una política diferenciada de desarrollo de la agricultura familiar, ni con el gobierno que continuó de Cristina, ni con el de Mauricio Macri, ni con el actual”.

Por su parte, Carlos Garetto, entonces Presidente de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada (Coninagro), recordó: “Fue un conflicto que no tiene precedente en la historia de lo que son las movilizaciones ligadas al sector agropecuario. El sector estuvo por primera vez en el centro de la escena política. A través de la comisión de enlace tratábamos de contener un momento difícil, de ponerle racionalidad a una situación que tenía a un gobierno abocado a avanzar en su ambición fiscalista”.

Eduardo Buzzi, Carlos Garetto, Mario Llambías y Héctor Biolcatti, la "Mesa de Enlace", en pleno conflicto
Eduardo Buzzi, Carlos Garetto, Mario Llambías y Héctor Biolcatti, la "Mesa de Enlace", en pleno conflicto

Sin embargo, analizó junto a Infobae, que los resultados posteriores tuvieron como punto positivo el protagonismo y la importancia social que adquirió el sector, pero no así lo que ocurrió a nivel socio-económico en el país y en la industria. “Ahora, cualquier gobierno está atento a lo que pueda pensar el campo y cómo podría reaccionar a determinadas medidas; estamos representados en la mesa de enlace y hay diálogo, aunque a veces no haya respuestas. Después del voto no positivo, el país fue sufriendo porque hubo otras prioridades que aún hoy se viven, como la inseguridad y la inflación, factores que se suman a la pobreza y desocupación. En su momento había una estabilidad en ese sentido”, explicó Garetto.

Mario Llambías, quien fuera presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) durante la época del conflicto, dejó en claro lo que ocurrió hace 15 años: “No era solamente un aumento, un impuesto o una retención, ocurría que con la inflación que había, los valores de los productos que estaban en pesos y con la suba de precios, subían las retenciones. Era difícil subsistir, no había rentabilidad, excepto para algunos sectores. No podíamos ni queríamos parar la producción”.

A pesar de aquel golpe de timón, los resultados sociales y económicos que ve hoy la Argentina distan de una realidad ideal. “Uno de cada dos argentinos está en estado de pobreza. Ese fue el gran cambio. No tenemos superávit fiscal, lo que antes nos permitía crecer. Se atacó a la seguridad jurídica, hay pocas inversiones: no vienen de afuera y las de adentro son muy pocas. Hay poca perspectiva y mucha falta de dinero. Si vemos el resto del Mercosur, hay países que superan crisis peores y con menos recursos”, concluyó Llambías.

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