Restaurante Bagá, en Jaén
Restaurante Bagá, en Jaén (Facebook)

Bagá no es un restaurante normal, Bagá es “otra cosa”. Así se describe el restaurante a sí mismo y así lo creen los comensales, críticos y expertos que han pasado por sus pocas mesas. Bagá es un espacio gastronómico de solo 45 metros cuadrados, un local con capacidad para solo ocho comensales. De esta forma, el restaurante de Pedro Sánchez es el espacio más pequeño de Europa galardonado por la Guía Michelin.

El prestigio de Bagá es inversamente proporcional al espacio que ocupa. Abrieron el 16 de septiembre del 2017 y, en un tiempo récord, consiguieron su estrella Michelin. Citado por Forbes entre los 10 restaurantes más cool del planeta para comer, Bagá ha sido elegido como el cuarto mejor restaurante de Europa este año, según la prestigiosa guía Opinionated About Dining (superando a grandes como DiverXO o El Celler de Can Roca) y su chef, ha recibido este año la nominación como candidato al exclusivo concurso ‘Best Chef Awards’.

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Restaurante Bagá, en Jaén
Restaurante Bagá, en Jaén (Instagram / @bagajaen)

Más allá de los premios y nominaciones, Bagá triunfa con una cocina disruptiva, emocionante, sencilla y sabrosa con la que, con solo unos pocos ingredientes y un producto excelente, Pedro Sánchez consigue demostrar que este restaurante es algo diferente.

El chef, Pedro, se formó en la Escuela de Hostelería de La Laguna en Baeza y, tras ello, trabajó en grandes cocinas como las del Relais Chateau Chateau de Bagnols (Francia), Martín Berasategui (Lasarte) o Tragabuches de Dani García (Ronda). Tras 16 años como jefe de cocina del Restaurante Casa Antonio de Jaén, Pedro Sánchez empezó su andadura en solitario con un objetivo prioritario: situar a su amada Jaén y a la cocina jiennense en el mapa gastronómico nacional. Con esta idea comenzó su proyecto personal, acompañado de Mary Paz Cano, quien dirige la sala.

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El restaurante se ubica en uno de los rincones más bellos de la ciudad de Jaén, la Reja de la Capilla, en una esquina de la Basílica de San Ildefonso. En este lugar, lleno de tradición e historias, se ubica un espacio bien aprovechado, obra del arquitecto de Jaén Alfonso Mollinedo Saenz. El espacio sigue las pautas de un típico bistró francés: una barra con contacto directo con la cocina, y solo unas cuantas mesas. Su decoración elegante y las dos o tres mesas que montan cada día convierten el lugar en un rincón tremendamente acogedor, desde el cual poder observar cómo Sánchez y su equipo hacen magia en las cocinas.

Jaén en el mapa del turismo gastronómico

Jaén es un destino especial para abrir un restaurante. A pesar de que es una de las capitales de provincia con menos turismo en Andalucía, proyectos como este han conseguido situar la ciudad en el foco del mundo de la alta cocina. Bagá atrae a clientes de todo el mundo, que hacen parada en Jaén con esa cita gastronómica como plato fuerte.

El chef lleva su tierra por bandera allá donde va, haciendo gala de todo lo bueno que tiene que ofrecer. El mar de olivos que caracteriza el paisaje jiennense se refleja en el propio nombre de este pequeño local. Bagá, en árabe, significa flor del olivo. Además, Pedro Sánchez es un chef comprometido con la promoción de las materias primas de su tierra, las cuales conforman unos platos en los que una depurada técnica les permite brillar con luz propia.

Un espacio pequeño para un gran menú degustación

La cocina de Bagá es tan pequeña que apenas dispone de una placa de inducción, un microondas y un robot. Pero esto no impide que sus cocineros elaboren un menú largo, de dieciséis platos, un menú degustación lleno de dinamismo que cada semana incorpora nuevas elaboraciones, únicas y, en ocasiones, de lo más peculiares.

Quisquillas de Motril en agua de seta shiitake y huevos de trucha con fresa, tomate y camomila (Restaurante Bagá)
Quisquillas de Motril en agua de seta shiitake y huevos de trucha con fresa, tomate y camomila (Restaurante Bagá)

Algunas de las especialidades que se pueden probar en su actual menú, son las quisquillas de Motril en agua de seta shiitake, una pera oxidada con emulsión de pieles de anguila ahumada, un pimiento verde frito que envuelve una ostra de Ile d’Oleron o una lechuga en almíbar con helado de nata doble y vinagre de arroz.

Su menú degustación, del que sirven unos 16 pases al día, tiene un precio de 95 euros por comensal, un coste que no incluye la bebida. En este sentido, el restaurante cuenta con una cuidada selección de vinos

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