Una sala del Museo del Holocausto de Buenos Aires (Foto: Matias Arbotto)
Una sala del Museo del Holocausto de Buenos Aires (Foto: Matias Arbotto)

Hace algunas semanas cumplí seis años como Presidente del Museo. Asumí entonces con el compromiso de llevar adelante un ambicioso proyecto de renovación que incluía la puesta en valor de un edificio histórico y la construcción de una exhibición de vanguardia pensada para las nuevas generaciones.

Se conformó un equipo humano extraordinario que incluyó a miembros de la comisión directiva, profesionales de diversas áreas y voluntarios. Fue un proceso desafiante y lleno de aprendizajes, porque el carácter interdisciplinario nos ayudó a pensar, debatir y decidir de forma creativa, con el foco en el mensaje educativo que debíamos cumplir.

Todo ello fue posible gracias al generoso acompañamiento de donantes, compuesto principalmente por familias de la comunidad, empresas y el aporte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a través del programa Mecenazgo. Dos pisos del edificio serían destinados a una institución muy importante de la comunidad, la Fundación Tzedaká, que cuenta con un importante programa de ayuda a los sobrevivientes del Holocausto.

“Es gracias a la contribución de todos los que lo hicieron posible que podemos mirar a los ojos a los sobrevivientes y decirles que la misión no está cumplida, pero que sin dudas y de la mejor manera, está siendo cumplida”

En noviembre de 2017, comenzamos una obra de remodelación que demoró 25 meses, durante los cuales pasaron muchas cosas.

Inauguramos “Reflexiones sobre la Shoá”, una muestra moderna e interactiva que funcionó temporalmente en el Seminario Rabínico Latinoamericano y nos permitió continuar con la labor educativa mientras se desarrollaba la obra y se consolidaba el equipo profesional y técnico a cargo de pensar y realizar el nuevo Museo.

En octubre de 2018 presentamos el proyecto de renovación ante la sociedad en el CCK con el evento “Una Noche para No Olvidar” que contó con una maravillosa puesta en escena artística de Elena Roger. Al año siguiente, transformamos la muestra “Reflexiones sobre la Shoá” en itinerante y la llevamos por todo el país acompañados por los gobernadores provinciales.

El Museo siguió funcionando para las escuelas, se realizaron proyectos y actividades educativas, se incorporaron equipos, proyectos y profesionales de otras organizaciones de sobrevivientes y familiares, la muestra itinerante circuló por todo el país, el proyecto de renovación se presentó en sociedad, se recaudó el dinero necesario, se construyó una exhibición de nivel internacional y se pusieron en valor 3000 m2 de un edificio patrimonial de la Ciudad.

El día de la inauguración tuvimos el orgullo de tener representantes de todas las fuerzas políticas, líderes de la sociedad civil y dirigentes de toda la comunidad judía organizada. Esa imagen graficaba el epicentro de mi discurso inaugural, en el cual destaqué que la memoria del Holocausto siempre ha sido en Argentina una política de Estado que ha tenido un constante y creciente compromiso.

El público más importante de aquel evento fueron los sobrevivientes, a quienes les pudimos mostrar toda la energía colectiva puesta al servicio del legado que nos han dejado, que es transformar sus trágicas historias de vida en aprendizajes para la Humanidad.

“Un Museo vibrante es un sueño hecho realidad y quiero aprovechar esta ocasión para decir gracias a todas las personas que lo hicieron posible”

En marzo del 2020, con todo listo para recibir a las escuelas, nos sorprendió la pandemia como a todo el mundo. Cerramos nuestras puertas físicas, pero abrimos las virtuales: escuelas de todo el país y de toda Latinoamérica pudieron conocer el museo a través de las pantallas.

2022 fue el primer año que podríamos llamar normal y lo novedoso fueron los más de 1.100 grupos que nos visitaron, batiendo todos los récords de la institución y alcanzando a unas 40 mil personas con nuestras actividades. Este año venimos duplicando la cantidad de grupos, multiplicando aún más el mensaje educativo sobre el Holocausto para alumnos, docentes, funcionarios, policías y líderes institucionales.

Un Museo vibrante es un sueño hecho realidad y quiero aprovechar esta ocasión para decir gracias a todas las personas que lo hicieron posible, a todos los directivos, donantes, profesionales, técnicos, voluntarios y amigos que fueron parte de un grandioso proyecto con un fenomenal presente y un promisorio futuro.

Es gracias a la contribución de todos los que lo hicieron posible que podemos mirar a los ojos a los sobrevivientes y decirles que la misión no está cumplida, pero que sin dudas y de la mejor manera, está siendo cumplida.

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